Toyota se resiste a desterrar los motores tradicionales de combustión manteniendo así la esperanza sobre los propietarios de coches mas viejos, y redundando en la idea de que dos décadas son insuficientes para conseguir transformar el modelo energético en la movilidad.
Correr menos, y contaminar menos, en la ciudad
El kit consiste en un motor eléctrico que aporta 45 caballos y una batería que suministra capacidad para una autonomía de 45 kms. Esto es menos de la mitad que el coche de combustión sobre el que se instala. Ciertamente supone una merma de prestaciones y no lo convierten en un deportivo, pero su instalación es sencilla en cualquier taller de instalación.
Con estas características, la etiqueta medioambiental exigida por la DGT esta garantizada. Además, el precio es considerablemente menor que el tener que comprar un coche cero emisiones, que parten todos por más de 20.000 euros sin descuentos.
Según Toyota, cualquier taller cualificado podría instalar un sistema similar con un coste en torno a los 10.000 euros. Esto, además, solucionaría el principal problema que presenta el envejecido parque español: las altas emisiones. Otro precio que habría que pagar es la pérdida del espacio en el maletero, que se usaría para albergar las baterías.
