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La avería que puede destrozar un motor diésel y cómo evitarla

¿Sabes cuántas piezas tiene un coche? Seguramente muchas más de las que crees. Se estima que el número aproximado de piezas que tiene está entre unas 70.000 y unas 90.000. Visto así parece casi un milagro que nada falle y puede concebirse incluso como algo normal que algunas de ellas se rompan.

Pero hay un problema. Hay componentes clave que cuando se estropean dan pie a graves averías. Un buen ejemplo de ello es, precisamente, el turbo que incorporan muchos de los motores diésel más modernos. Si falla puede traducirse en un daño irreversible para tu coche.

Aceite como combustible: Motor echado a perder

Imagina que vas con tu coche conduciendo tranquilamente en un día normal aparentemente. De repente, el turbo se rompe, manda aceite a la admisión y, como comparte propiedades con el gasóleo, el motor es capaz de realizar la combustión usándolo como si fuera una especie de combustible.

Este proceso se produce de forma incontrolada hasta que el motor consume todo el aceite… y llega el momento de que gripa porque no tiene lubricación. ¿Crees que es imposible que te pase a ti? Es cierto que la retroalimentación del motor no es un fallo muy frecuente, pero puede suceder. Miles de conductores de coches con motores diésel turboalimentados ya han pasado por esto.

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