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La «regla del minuto». Un sencillo consejo para no romper el motor de tu coche

Desplazarnos libremente en nuestro coche con tranquilidad, confort y seguridad, depende de dos factores esenciales. El factor humano, que por supuesto es de nuestra responsabilidad máxima, adoptando las medidas necesarias para no impedir nuestras capacidades de atención y movimiento, y de la confianza que en la mecánica y el vehículo tengamos derivada.

Esta confianza, en muchos casos esta en función de la atención que prestemos al mantenimiento de los sistemas que conforman el coche.

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En poco tiempo mucha vida

testigos

Por eso hoy hablaremos de un pequeño minuto, como un gran consejo. Cuando arrancamos el motor, los lubricantes comienzan a repartirse por todos los rincones y las piezas del mismo (piensa igual para el turbocomnpresor). Para lograr una eficacia patente de los líquidos sobre las piezas y componentes, evitando así los daños por trabajar en frio, relájate y mantén el ralentí del coche durante un minuto, sin acelerones, ya que estos son contraproducentes.

De igual forma, al llegar a tu destino, no pares el motor inmediatamente. La explicación es que de la misma manera que los aceites en el arranque tardan en acondicionarse para lubricar, también dejan de circular al parar el motor. Entonces se estancan y el propio calor residual los quema produciendo la famosa carbonilla que posteriormente aparece en cuerpo motor, cilindros, turbinas, catalizadores e inyectores, y que a la larga producen averías muy serias.