Para la gran mayoría, el color del coche es un aspecto decisivo a la hora de comprar. Puestos a elegir, la mayoría de los conductores se guiarán por la estética, optando por los tonos que más les gusten. Pero habrá muchos que tomen su decisión en función de aspectos prácticos, como el hecho de que en ese color ‘se vea menos la suciedad’, el precio de un determinado tipo de pintura o incluso la seguridad que puede ofrecerles un color concreto ya que, según los estudios, hay determinadas tonalidades que se distinguen mejor a distancia y en condiciones de escasa visibilidad, lo que puede evitar accidentes.
Con el gran abanico de colores que existe actualmente en el mercado, a los que se unen opciones de pinturas mate, metalizadas, carrocerías bitono, etc, lo cierto es que en la mayoría de los países europeos el parque automovilístico está dominado solamente por tres tonos muy tradicionales. España es el único país que rompe con la regla y añade uno más a la lista. Si tienes coche, seguro que es de alguno de estos colores.
El blanco es el color más seguro y más barato
Diferentes estudios apuntan a que el color de nuestros coches influye en la siniestralidad ya que, en condiciones de menor visibilidad algunas tonalidades se distinguen peor. En este sentido, los colores claros, como el blanco, son más seguros porque se ven mejor. Otras de las razones esgrimidas por los conductores a la hora de optar por el color blanco es que los roces se notan menos o que este color atrae en menor medida el calor que los coches oscuros. Y un factor importante: el blanco es, en muchos casos, la opción de pintura más barata de la gama del fabricante.
También hay quien destaca que el color blanco hace que la póliza de seguro sea más barata. Aunque las compañías de seguros niegan que el color influya en el coste de la prima, lo cierto es que la tonalidad puede variar el precio de la póliza debido a que algunos tipos de pintura (metalizadas, nacaradas, etc.) pueden resultar más costosas a la hora de realizar reparaciones en la carrocería.
