Está claro que los ruidos no son buenos. Suelen ser la señal de alarma de que algo no va bien y, en el caso de tu coche, de que alguna parte no funciona correctamente. Si bien es cierto que tampoco conviene volverse especialmente paranoico, hay que tenerlos controlados.
En el caso de los frenos, el sonido más habitual es ese molesto chirrido que es capaz de atraer las miradas de todo el que ande por la calle en ese momento. A pesar de lo mal que suenan, pueden ser síntoma de un gran número de problemas más o menos relevantes. Cosas casi sin importancia o desgastes serios, que pueden derivar en averías.
¿El chirrido proviene de las pastillas?
Una de las causas más habituales del chirrido de frenos suelen ser las pastillas porque son las encargadas de detener el giro de las ruedas y, a través de ellas, un vehículo de una, dos o más toneladas. ¿Pero cuál es el motivo específico? Esto puede tener más misterio de lo que crees.
- Pastillas gastadas: La clave para saber si se debe a este problema es que su grosor disminuye lo suficiente como para que algunas partes metálicas rocen contra el disco y generen un ruido muy fuerte.
- Pastillas de mala calidad: Lo barato sale caro y pueden surgir problemas por una mala calidad de material. Sobre todo porque no incluyan algunos pines de sujeción u otras piezas, y tengas que reutilizar las antiguas.
- Pastillas con una forma algo diferente a las que has quitado: Si inmediatamente después de un cambio hay chirrido… pocas dudas quedan. Una pequeña diferencia en su forma provoca que las pastillas rocen de forma diferente.
- Pastillas cristalizadas: Las pastillas cristalizadas, a causa de sobrecalentamiento, se reconocen fácilmente porque tienen una superficie mucho más brillante que las que están en buen estado.
- Desgaste desigual de las pastillas de freno: Algunos frenos tienden a desgastar más las pastillas del interior, generando mayores vibraciones del conjunto y, en consecuencia, el maldito chirrido de los frenos.
