Cámaras, helicópteros, drones, furgonetas y motos camufladas… En España hay operativos algo más de 1.600 dispositivos y radares que vigilan el cumplimiento de las normas. Los excesos de velocidad, la obligatoriedad de llevar abrochado el cinturón de seguridad o la prohibición de usar el teléfono móvil al volante son algunas de las infracciones que se controlan por tierra y aire con medios cada vez más sofisticados. De hecho, esos son los tres motivos que generan un mayor número de sanciones unidos a los positivos por alcohol y drogas.
Helicópteros Pegasus
La DGT cuenta con 13 helicópteros dotados con cinemómetros Pegasus, que constan de dos cámaras, una panorámica, que sigue al vehículo infractor y capta su velocidad y otra con teleobjetivo que lee su matrícula. Estos helicópteros pueden controlar zonas de hasta 700 kilómetros y se encuentran repartidos por toda la geografía. Cada año suelen realizar unas 3.000 horas de vuelo y detectan unas 20.000 infracciones.
Para multar, el helicóptero se posiciona sobre el vehículo que está cometiendo la infracción y realiza tres mediciones para determinar la velocidad a la que va el automóvil y si esta supera el límite. Pueden medir velocidades entre 80 y 360 km/h, a un kilómetro de distancia y a una altura de 560 metros. Confirmada la infracción, un fotograma de la grabación se envía telemáticamente como prueba al Centro de Tratamiento de Denuncias Automatizadas (ESTRADA), desde donde se tramita la multa. Si la infracción constituye delito, está previsto que el mismo helicóptero pueda contactar con una patrulla de la Guardia Civil cercana para actuar de inmediato.
