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25.000 km con el Ford Focus 1.0 EcoBoost 125 CV. Comenzamos la aventura

Comenzamos una nueva prueba de fiabilidad. Se trata, para aquellos despistados que nunca hayan visto este tipo de artículos, de realizarle a un vehículo una prueba de larga duración en la que comprobaremos de primera mano la fiabilidad de dicho turismo realizándole 25.000 kilómetros en el tiempo en el que un conductor normal solo haría cuatro o cinco mil kilómetros. El modelo elegido para esta ocasión será el Ford Focus EcoBoost de 125 caballos. 

El objetivo está claro: recorrer en dos meses los kilómetros que un usuario normal tardaría en hacer casi dos años y exponeros tanto las impresiones de conducción como comprobar si el desgaste de sus piezas es el correcto. Este tipo de reportajes ha colocado históricamente a Motor16 entre las revistas de referencia a nivel europeo por su rigor y profesionalidad, así que espero estar a la altura en todo momento y transmitir todo con mucha claridad.

Primeras sensaciones con el coche

Como ya os hemos dicho antes, en esta ocasión el vehículo que analizaremos hasta la extenuación será el Ford Focus EcoBoost de 125 caballos. El vehículo está completamente nuevo, con solo 75 kilómetros. A primera vista el Focus es un modelo que gusta, y es que cuenta con un tamaño óptimo para acoger a cinco personas de forma cómoda y a la vez es lo suficientemente pequeño para su utilización en el día a día en una ciudad como Madrid. 

Visualmente ha ganado mucho con su último restyling, puesto que ahora cuenta con un frontal muy afilado que le ayuda a mejorar su aerodinámica y que además le otorga un aspecto mucho más deportivo. De hecho, su imagen recuerda a la cara de una serpiente, con unos «ojos rasgados» y una rejilla hexagonal metálica que remarca su «nariz». Su cuidada zona media con remates cromados y una zaga muy bien acabada con un pequeño pero práctico alerón trasero completan un exterior de categoría.

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Pero si el exterior es convincente, el interior no se queda atrás. El puesto de conducción es uno de los mejores (al menos en mi humilde opinión) en el que te puedes montar. Tanto el tacto de sus materiales, con el volante forrado en piel, como la posición de conducción se adaptan perfectamente a las necesidades del conductor. Y si en algún momento encuentras una pega, cuentas con reglajes automatizados en tu asiento para que te coloques a tu gusto de la manera más sencilla.

Obviamente estas particularidades de su interior no se encuentran en la versión de acceso, pero por un pequeño sobrecoste puedes optar al nivel de acabado Titanium, en el que encontrarás entre otras cosas pantalla táctil de 8″, control por voz, consola central «Premium», asiento del conductor con refuerzo lumbar, respaldo trasero central abatible, iluminación de cortesía con LED, climatizador automático bizona, SYNC 2, retrovisor interior antideslumbrante, elevalunas eléctricos traseros, acceso con llave «manos libres» y un largo etcétera, por un precio que con algún descuento no sobrepasa los 20.000 euros.

Continuando con su interior, la posición de la consola central, los indicadores y sistemas de ayuda e infoentretenimiento se encuentran perfectamente situados. El volante, el cuadro de instrumentos, el navegador… todo está colocado en su sitio y al alcance de tu mano, informando en todo momento de la situación del vehículo.

Nos ponemos en marcha

Después de las presentaciones oficiales nos ponemos en marcha con él y con ello os descubrimos las primeras etapas y reacciones que nos produjo. Y tenemos que decir que lo que ha conseguido Ford con el nuevo Focus es realmente sorprendente. No hablamos sólo de su increíble motor de 3 cilindros y un litro de cubicaje que saca potencia de donde no debía de haberla, hablamos de la perfecta combinación que ofrece el conjunto en sí. A un chasis que roza la perfección se le une una aerodinámica trabajada como la que más. Y eso se nota cuando un día te toca coger el coche y el tiempo se pone en tu contra ofreciéndote una mezcla de niebla, lluvia y humedad perfecta para cualquier situación de riesgo.

Sin embrago, el vehículo funcionó como un reloj suizo y no rechistó lo más mínimo. Los primeros tramos a los que me enfrenté con esta climatología discurrieron por el Puerto de la Cruz Verde. Un puerto de montaña en la sierra de Madrid en el que cualquier despiste te puede costar algo más que un susto, y más si la niebla y la humedad del terreno pueden echar una mano.

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Pero ahí estábamos el coche y yo, superando cualquier tipo de dificultad sin apenas despeinarnos. Y es que pese al pequeño motor de un litro que utiliza, el Focus encaraba las pendientes y entraba y salía de las curvas como un auténtico deportivo. Y quizás sea ésa una de las primeras impresiones que mas me han sorprendido, su agilidad. Y hablo de una agilidad que no se queda sólo en lo bien que puede mover el motor al conjunto, sino de la capacidad de absorber irregularidades y la capacidad de adaptación en todo momento de su chasis.

Otra de las cosas que más me han llamado la atención a la hora de probar el Focus es su trabajada aerodinámica. De hecho, junto al chasis, forman un equipo envidiable del que no podrás poner ni una pega. Y es que gracias a la combinación de ambos el coche es muy seguro. Y eso se nota sobre todo cuando una racha de viento intenta desestabilizarte.

Pero si en carretera de montaña el coche se mueve con agilidad y no se despeina al tomar curvas cerradas, al llegar a terreno abierto de una autovía se convierte en un barco de travesía. Su pequeño motor, anteriormente castigado para trabajar más de la cuenta, se vuelve dócil y el consumo que en pleno apogeo en la montaña marcó un máximo de 7,7 litros a los cien, pasa a marca 6,4 al final del día. Lo que me hizo pensar que cuando el coche tiene que responder, responde y no gasta mucho. Pero cuando tiene que viajar tranquilote ¡gasta aún menos! Una gozada vamos.

Otro punto a destacar es su aislamiento acústico. Ni una sola vibración de su motor y ni un solo ruido del exterior se cuela en el habitáculo. Esperemos que con el paso de los días siga igual que como ahora, pero es una cosa sorprendente. Ford ha trabajado tan bien este tema que hasta el simple cambio de marcha por oído cuesta, y más de una vez tienes que mirar el cuentarrevoluciones. Pero hablando de marchas, hemos de decir que nos ha llamado la atención su 6ª, con un desarrollo demasiado largo para mi gusto. Y eso se nota mucho a la hora de adelantar en autopista donde para conseguir una salida con más empuje tienes que bajar de sexta a quinta. Sabemos que ésta «pega» en un coche como éste que busca la máxima eficiencia y economía de combustible no es reseñable, pero la queremos tener en cuenta para aquellos que busquen deportividad y ahorro.

Y hasta aquí llega nuestro primer análisis del Focus. Nos quedan aún muchas semanas por delante para hablaros de él largo y tendido. Además cuenta con todo tipo gadgets que aun no os hemos explicado como pueden ser el asistente de aparcamiento semi-autónomo o la entrada al vehículo sin llave. Además, estad atentos al Twitter y al Facebook de nuestra revista porque desde ahí os iremos informando de las ciudades que estamos visitando.