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Nico Rosberg y los 130.000 ganadores del G.P. de México

Con el título resuelto y su amor propio herido tras la reciente derrota en Austin para Nico Rosberg resultaba crucial batir a Lewis Hamilton.  Semejante motivación el  alemán reconvirtió al alemán en el piloto completo tan echado de menos en el duelo  que ha enfrentado a ambos en 2015. El británico fue derrotado en todos los terrenos por su rival por primera vez en diez carreras. Aunque irrelevante deportivamente, fue una necesaria victoria moral para Rosberg.

La altura, la configuración del trazado y el singular asfalto del Hermanos Rodríguez presentaban  desafíos especiales que Mercedes  resolvió con el sello de la casa, proyectando dudas para que el equipo alemán encuentre rivales a su nivel en 2016. Su superioridad quedaba en evidencia cuando los dos monoplazas alemanes entraron a cambiar neumáticos por segunda vez en carrera: ambos volvían a la pista sin perder ninguna posición.

Hamilton no fue rival esta vez

Tampoco encontró rival  Rosberg en Hamilton durante todo el fin de semana. «Lo dí todo, fue divertido atacar sin preocuparme de los puntos», admitía Hamilton tras la prueba. Que el británico no pudiera ponerse a tiro de DRS en toda la carrera fue justificado por razones aerodinámicas, según el británico, pero fue también la prueba de cómo el  alemán se situó desde el viernes en la posición perfecta para batir a sus rival. Cabe preguntarse cuál hubiera sido la dinámica de la carrera si el título hubiera seguido abierto.

«Creo que estábamos más cerca de Mercedes que en las últimas carreras», admitía Sebastian Vettel al final del Gran Premio de México,  ejemplo inusual del enorme contraste de rendimiento entre el factor técnico y  el humano que Ferrari ofreció este pasado fin de semana. Porque  si el SF15 T parecía llevar en sus entrañas la capacidad para inquietar al W06 en carrera, sus pilotos la desperdiciaron de manera dramática. Y totalmente inusual en el caso de Sebastian Vettel, protagonista de una de sus peores actuaciones en la Fórmula 1. Pocas veces se  ha visto al piloto alemán con semejante nivel de errores.

McLaren, mejor al principio; igual al final

Si Fernando Alonso llegó de Austin intentando confirmar algunas señales del progreso de McLaren («De las primeras veinte vueltas de Austin, creo que en nueve de ellas fui más rápido que Lewis, y esto no había sucedido en los últimos dos años y medio») durante el fin de semana dejaba también algunas señales de luz: «el coche crece cada carrera, y cada gran premio somos más y más competitivos» explicaba el viernes tras los libres.

Pero el presente de McLaren y Honda volvió a revelarse crudamente el domingo: ni una sola vuelta pudo completar Alonso. Button parecía un pato sentado en las rectas. Luego supimos que el español salió a la pista por su empeño y señal de respeto a los increíbles aficionados mexicanos. Cuanto antes acabe la temporada para el equipo británico y sus pilotos, tanto mejor.

A Sainz le falta un punto de suerte

Tampoco tuvo Carlos Sainz en México el fin de semana que tanto necesita últimamente para reafirmarse antes Max Verstappen, quien le batía de nuevo tanto sábado como el domingo. Entrar o no en el Q3  está determinando las  diferencias entre  los pilotos de Toro Rosso, y a Sainz le está fallando este extremo.

Para colmo, la suerte no le acompañaba cuando un sorprendente último juego de neumáticos le impidió rematar una posición final en los puntos que tuvo durante en la mano durante toda la carrera. A pesar de la gran imagen que disfrutan tanto Verstappen como Sainz, para el piloto español es fundamental batir a su rival en las carreras que restan para terminar la temporada.

«Es la cosa más increíble que he visto nunca en todo el tiempo que he estado en la Fórmula 1», admitía un sorprendido Lewis Hamilton ante el espectáculo final vivido en el podio del Hermanos Rodríguez, «no he visto nunca una multitud como esta». Eran los otros triunfadores del Gran Premio de México.