India es diferente. En pocos lugares podrías encontrar un cruce entre un DeLorean DMC-12 y un Volvo XC 90 con esteroides. Y lo mejor de todo es que esta aberración tiene su encanto. ¿O no?
Su creador es DC2 Dilip Chhabria, una empresa automotriz que ofrece servicios de diseño, ingeniería, homologación, carrocerías a medida de metal o materiales compuestos, chasis y elementos estructurales, prototipado en madera, pintura y tapicería. Ahí es nada.
La especialidad de este diseñador y carrocero indio consiste en recarrozar modelos populares con propuestas estrafalarias y futuristas. Así, entre el porfolio de este “ingeniero y artista inspirado en Leonardo Da Vinci” (como él se define) encontramos propuestas con la base de los Suzuki Samurai, diferentes modelos de Tata (que, desde luego, empeorar no empeoran), aberrantes rediseños del Mercedes Clase E o del Toyota MR2, Toyota Land Cruiser, Suzuki Swift, Renault Twizy, Volkswagen Polo… y hasta Rolls-Royce.
No es un DeLorean. Es un Volvo
Pero si muchos de los diseños de Dilip Chhabria son, cuanto menos, cuestionables, tenemos que reconocer que no nos importaría ponernos al volante de su última propuesta, ya que se trata de un vehículo capaz de despertar pasiones entre aquellos que crecieron (o crecimos) abriendo los ojos como platos cuando el DeLorean de Marty McFly desaparecía en un agujero temporal al alcanzar los 140 km/h mientras sus neumáticos dejaban una estela humeante en el asfalto de Hill Valley en la mítica película Regreso al Futuro (1985).
La base para crear este extraño SUV de alas de gaviota con reminiscencias de DeLorean DMC-12 es un Volvo XC 90 de la actual generación. Para llevarlo a cabo, se han reemplazado los paneles de la carrocería por piezas creadas ad hoc y se han instalado las llamativas puertas de apertura tipo alas de gaviota que hizo famosas el Mercedes-Benz 300 SL de 1954.
La estridente carrocería se completa con una amplia parrilla con poatrón de hexágonos de color rojo brillante, faros LED encastrados, un parachoques de líneas sencillas y diseño biónico, así como un capó estilo concha sin nervaduras.
La parte musculosa de la transformación viene dada por unas suspensiones que elevan la carrocería respecto del suelo y unos neumáticos todoterreno sobredimensionados montados sobre llantas pintadas de rojo y negro.
La zona trasera ha buscado cierta simetría con la delantera. En ella encontramos luces LED con una franja longitudinal, tan de moda en estos tiempos, y un par de enormes tubos de escape que inciden en el aspecto “macho” de esta transformación. No hay luna trasera y sí una tapa con dos aperturas que parece sugerir que ahí atrás podría haber un motor, lo que no es así, ya que la cadena cinemática del Volvo XC 90 donante se mantiene inalterada.
Así es el interior del… llamémoslo vehículo inspirado en el DeLorean
En el interior distinguimos algunos componentes de Volvo junto con piezas creadas para la ocasión. Así, el volante, la pantalla de información y entretenimiento y el tablero pertenecen al vehículo donante, mientras que los asientos, tapizados en cuero rojo, son nuevos, algo lógico teniendo en cuenta que los delanteros han de ser reclinables para dejar acceso a las plazas traseras, las cuales, por cierto, carecen de ventanas, por lo que nos son aptas para pasajeros propensos a marearse.
No sabemos si este cruce de coupé irlandés y SUV sueco llegará a producirse aunque sea en una pequeña serie, pero no nos importaría verlo en la gran pantalla acelerando hasta 140 km/h y cruzando un destellante agujero temporal mientras sus enormes neumáticos de tacos dejan unas humeantes huellas en el asfalto.