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Conducimos el Seat Tarraco. Mucho más que un Ateca de siete plazas

Nos han llevado a buscar los coches en monovolúmenes con los cristales tintados desde el aeropuerto a la octava planta de un parking olvidado y vacío en medio de la nada, en un traslado en el que solo ha faltado que nos vendaran los ojos. No nos entregan el dossier de prensa habitual si no que todo se reduce a diez minutos de presentación con «cuatro» datos y dos videos, el coche no puede estar más camuflado, incluso por dentro, y los ingenieros del Centro Técnico de Seat en Martorell que nos acompañan hablan lo justo, sin salirse del guion y de las instrucciones recibidas. Pero toda esta parafernalia propia de una película de espías ha merecido la pena. Porque ya os podemos contar nuestras primeras impresiones del Tarraco después de hacer muchos más kilómetros que en muchas presentaciones de un modelo definitivo, y más al límite de lo que se suele hacer en este tipo de pruebas, un claro síntoma de la seguridad y la confianza que los responsables de la marca tienen en su nuevo producto. Y no es un producto cualquiera.

En teoría, el Tarraco viene a ser lo que el Skoda Kodiaq es al Karoq o lo que el VW Tiguan Allspace es el Tiguan a secas. Es decir, un Ateca de mayor longitud y dotado o no de una tercera fila de asientos para acomodar a dos ocupantes adicionales, preferiblemente niños. Sin embargo Seat no se ha conformado con eso, que hubiera sido lo fácil. Y el Tarraco llega con el objetivo de convertirse en el buque insignia de Seat y, además, meter la cabeza lo que pueda en el segmento premium y no precisamente por la puerta de atrás. Porque el nuevo SUV de la marca española estrena sistemas de seguridad, una calidad revisada al alza, nuevos materiales en el habitáculo y mucho mayor empaque.

Más presencia todocamino que el Ateca

El Seat cuya llegada está prevista para los inicios del año que viene, mide 4.735 mm, es decir 370 milímetros más que un Ateca e incluso 30 mm más que un Kodiaq. Y sus 2.787 milímetros de distancia entre ejes también suponen un gran incremento de 157 mm respecto a la batalla de su hermano pequeño, compartiendo prácticamente este dato con el Skoda de siete plazas. El Tarraco también es seis centímetros más alto que el Ateca lo que se traduce en un todocamino con una presencia mucho más imponente y, sobre todo, con un interior especialmente aprovechado y de espacio generoso, que en definitiva era el objetivo de este modelo.

Y es que la gracia y la razón de ser del Seat Tarraco en relación al Seat Ateca es, además del mayor espacio y el incremento en el volumen del maletero, la llegada de una tercera fila de asientos que el segundo no tiene. Y todas las unidades que hemos tenido ocasión de probar contaban con esa tercera fila de asientos y con sitio de sobra, al menos en las dos primeras filas. Nuestras mediciones confirman esa sensación, sobre todo cuando comprobamos que sentados cómodamente y sin agobios al volante con nuestra talla de 1,86 metros, otro ocupante de la misma talla podría ir sentado detrás del conductor y aun así le sobrarían 12 centímetros de espacio hasta tocar con las rodillas en el respaldo delantero.

Hablamos de una situación en la que la banqueta de la fila central, desplazable longitudinalmente 180 mm, se encontraba retrasada al máximo. Un extra, asociado exclusivamente a la versión de 7 plazas, que permite regular el espacio en la tercera fila en función de las necesidades. Como ya ocurre en el Skoda Kodiaq el acceso y la salida no son tareas cómodas, y la sexta y séptima plazas, ganadas gracias a la prolongación del voladizo trasero, son asientos para familias muy numerosas, situaciones de emergencia y traslado inesperado de amigos de clase de tus hijos o trayectos cortos de adultos que, en función de su estatura (la cota de altura es muy limitada), irán mejor o peor acomodados.

Dos motores de gasolina y dos diésel

El maletero también es una sorpresa para los más necesitados de espacio. El Tarraco con cinco asientos anuncia 760 litros, por 720 de su primo de Skoda. Y la versión de siete libera 700 litros, por 630 del Kodiaq, cuando se abate la tercera fila. Cifras que demuestran claramente las diferencias de espacio con el Ateca, que se conforma con 510 litros. El espacio que queda libre cuando van las siete plazas ocupadas no sabemos lo que cubica en el Tarraco, pero el Kodiaq anuncia 270 litros, que visto lo visto rondarán los 300 litros en el español.

El Tarraco en España contará con una gama mecánica de cuatro propulsores, dos de gasolina y dos diésel. En gasolina el todocamino español llevará un 1.5 TSI de 150 CV con cambio manual de 6 velocidades y tracción delantera, y un 2.0 TSI de 190 con cambio DSG de 7 marchas y tracción total 4Drive. Y en diésel, porque hay diésel para rato aunque algunos irresponsables quieran demonizarlo, un 2.0 TDI de 150 CV que puede ser manual o automático con tracción delantera o total, y un 2.0 TDI de 190 CV con cambio DSG de 6 marchas y tracción total.

Durante la cita a ciegas probamos primero el 1.5 TSI manual cuyo empuje a bajas revoluciones no nos termina de convencer, sobre todo teniendo en cuenta que el Tarraco pesa entre 237 y 272 kilos más que un Ateca en función de si es 5 o 7 plazas; y 54 kilos más que un Kodiaq a igualdad de motor y cambio. Nos gusta mucho más el Tarraco TDI de 150 caballos, al que notamos más lleno en toda la gama de revoluciones sin que su sonoridad destaque mucho más que la del 1.5 de gasolina y sin que esos kilos extra se noten tanto. Loable en este caso una labor de insonorización que se aprecia intensa buscando el refinamiento propio de un modelo alto de gama. Los Tarraco con mejores prestaciones anunciadas a falta de homologar, son los TSI y TDI de 190 caballos con un 0 a 100 de 8,0 segundos. El resto anuncia cifras de 9,7 y 9,8 segundos.

Sobresaliente en dinámica

Y bestial el trabajo del centro técnico de Seat en Martorell que ha sabido dar al conjunto cambio-frenos-suspensiones también en este modelo el toque mágico personal en forma de ADN hasta prácticamente igualar el tacto, el aplomo y la dinámica del Ateca, a pesar del mayor peso del conjunto. Y si en asfalto el Tarraco nos ha sorprendido como en su día nos sorprendió el Ateca con un andar similar al de un turismo GTI, en el campo hemos podido comprobar que el Tarraco puede llegar mucho más lejos de lo que uno se pueda imaginar a pesar de su mayor distancia entre ejes. Parte del truco llega de la mano de una mayor altura libre al suelo fijada en 201 mm (por 180 del Ateca). Pero es que además el nuevo SUV derrocha solidez y su chasis apenas se retuerce incluso en las zonas más críticas, las trialeras más salvajes o los cruces de puente más extremos.

Poco sabemos del equipamiento del Tarraco o de los precios, pero sí que el SUV español estrenará nuevos equipamientos de seguridad como el nuevo Front Assist con protección de peatones y ciclistas, un nuevo asistente de precolisión y un sistema antivuelco de nueva factura. Y respecto a precios, a igualdad de motor y cambio el Tarraco estimamos que costará alrededor de 5.000 euros más que el Ateca, sumando 1.000 más si se elige la opción de siete plazas.