La Ley de Cambio Climático y Transición Energética aprobada por el gobierno impone que todos los municipios de más de 50.000 habitantes deban establecer Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) en su núcleo urbano. O lo que es lo mismo, áreas en las que se restrinja el tráfico a los vehículos considerados más contaminantes con el objetivo de mejorar la calidad del aire.
Madrid y Barcelona han sido pioneras en estas restricciones, que empezaron afectando sólo a los coches sin etiqueta, pero que con los años irán restringiendo el paso a cada vez más vehículos. Por eso, a partir de 2023 los coches con etiquetas B y C tendrán también el acceso prohibido a ciertas zonas de las ciudades. Además Madrid sigue ampliando sus restricciones y a partir de enero de 2023 prohíbe la circulación por la M-30 de los coches sin etiqueta.
¿Qué escenario futuro puede ocurrir?
Teniendo en cuenta estas cifras, y si se aplica el protocolo anticontaminación de manera rigurosa, sólo se puede imaginar que sucederá con la mayoría de automóviles españoles que no tienen la pegatina de la DGT.
Podría producirse un escenario donde haya coches ‘inmovilizados’ aparcados en las ciudades, esperando a que se incentiven planes de achatarramiento, o muy probable que se exporten masivamente a países donde no tengan este tipo de restricciones.
