El climatizador del coche a diferencia del aire acondicionado tradicional aporta un control automático en la regulación ambiental del habitáculo de conducción y pasajeros. Los sensores externos consiguen que mediante la programación desde los manos de control, la temperatura zonal y el funcionamiento del sistema sea mas coherente y equilibrado. Pero esto requiere de cierta disciplina de uso y riguroso mantenimiento, a fin de optimizarlo al máximo, y no perjudicar la conducción y el propio climatizador.
La temperatura ideal en verano y en invierno
Unas premisas están claras tanto en invierno como en verano. La temperatura ideal para el mejor funcionamiento del sistema, del coche y del propio cuerpo humano es la de 22 grados. La razón; los encuentros o impactos de temperatura cuando descendemos del vehículo, pueden afectarnos directamente. El contraste térmico produce mas un resfriado.
Así que, si en el exterior, en donde las temperatura en España pueden oscilar entre los 15 grados máximos del invierno y los 40 del verano, lo lógico es vivir, cuando los entornos son cerrados dentro de los 20 grados, para paliar esos contrastes de entradas y salidas, por ejemplo, del coche.
Por no hablar de que los excesos de altas temperaturas en el coche puede provocar somnolencia y el frio entumecimiento. En ambos casos las condiciones de conducción se ven perjudicadas.
