Meterse en charcos nunca es bueno. Da igual en qué sentido de la palabra se use esa expresión sabia y certera… porque su sentido literal no puede ser más explícito. Los charcos son inofensivos si caminamos pero tienen su peligro mientras conducimos. De ahí que sea necesario saber lidiar con ellos si los encontramos en medio de la carretera.
Una vez acabado el buen tiempo, continuamos con la amenaza constante de que cualquier día de la semana acabe pasado por agua. Las previsiones de lluvia llenan las jornadas y hay que saber adaptarse para que este tipo de precipitaciones no sean un problema. Más bien, simplemente, una molestia. Ya sea cogiendo el paraguas antes de salir de casa como agudizando sentidos al volante, hay que saber actuar bien si llueve.
Charcos a toda velocidad son sinónimo de peligro
Las consecuencias de un día lluvioso van mucho más allá de un parabrisas mojado y unas ruedas resbaladizas… que ya es decir. Un elemento que acompaña a cualquier tormenta y que esconde más peligros de los que parece son los charcos y no todos los conductores saben qué consecuencias negativas acarrea pasar a toda velocidad por encima de ellos. Es, sencillamente, de lo más desaconsejable que puedes hacer. Si ves un charco, debes aminorar la marcha.
