Por norma general, cuando se habla del extraordinario Bugatti Chiron, así como de criaturas que nacen desde esa base como pueden ser el Mistral, el Centodieci, el Divo o este Bugatti Bolide que ahora mismo tienes delante de tus ojos, se suele poner especial atención a su todopoderoso 8.0 W16, un motor con cuatro turbocompresores y digno de convertirse en patrimonio de la humanidad que se encarga de animar a estas maravillas de la ingeniería que se ensamblan con mimo en el Atelier de Molsheim.
Sin embargo cualquiera de ellos son mucho más que pura potencia. Son altas prestaciones, la máxima tecnología, exquisita artesanía… Sobre todo en el caso del Bugatti Bolide, una criatura de la que la firma francesa tan solo va a construir 40 unidades, que exclusivamente se van a poder utilizar dentro de los circuitos. Todos estos nacen sobre un monocasco de fibra de carbono fabricado a la medida, siendo más fuerte y rígido que el de cualquier Chiron. No en vano cumple con las exigencias de la FIA, tal y como ocurre con otra serie de componentes que emplea, como puede ser el caso de su equipo de frenos. Digno de formar parte del Libro Guinness de los récords por sus cifras.
Brembo fabrica el equipo de frenos del Bugatti Bolide
La compañía de Molsheim ha confiado en el fabricante italiano Brembo para desarrollar el equipo de frenos más grandes jamás instalados en un vehículo para uso en circuito. Tanto es así que detrás de sus llantas delanteras se esconden unas impresionantes pinzas de freno con ocho pistones, las cuales se encargan de morder unos discos de material carbocerámico que tienen 390 milímetros de diámetro y 37,5 milímetros de espesor. En la parte posterior, como suele ser habitual, son más comedidos. A pesar de ello, el Bugatti Bolide esconde aquí pinzas de seis pistones y discos que también tienen 390 milímetros de diámetro, pero que se conforman con 34 milímetros de espesor.
Además de ser enormes, el sistema de frenos utilizado por el Bugatti Bolide promete estar acorde a los estándares de vehículos que compiten en las 24 Horas de Le Mans o en la Fórmula 1 por su potencia. Por si no fuera suficiente, su construcción ligera hace que cada disco de frenos apenas pese 3.175 gramos.
En su desarrollo se prestó especial atención a la refrigeración
«Desarrollar el sistema de frenos para el Bugatti Bolide fue un desafío único y muy emocionante para la División Performance de Brembo, y estamos orgullosos de lo que logramos», dijo Mario Almondo, director de operaciones de Brembo Performance. «El uso de compuestos de carbono similares a los de la Fórmula 1 significó que, a pesar del tamaño y la potencia del Bugatti Bolide, pudimos producir el diseño más ligero posible».
Más allá de mantener a raya el peso y ofrecer la máxima potencia, los ingenieros de Bugatti y los de Brembo también colaboraron para que este equipo de frenos se mantuviera fresco. De ahí que se invirtieran horas de desarrollo y de túnel de viento para estudiar el diseño y las dimensiones de los conductos de refrigeración que llevan el aire hasta los frenos del Bugatti Bolide. Teniendo en cuenta también la aerodinámica de esta criatura.
Cada uno de los 40 Bugatti Bolide cuesta 4 millones sin impuestos
El equipo de frenos que emplea el Bugatti Bolide también se acompaña de un selector de modos de conducción, entre los que se encuentra el programa ‘Húmedo’. Este pone a trabajar la electrónica para realizar precisos ajustes en el sistema de frenos y sacar el máximo partido a esta criatura cuando el asfalto no se encuentra en su estado ideal.
«En colaboración con Brembo, hemos diseñado un sistema de frenos que no sólo cumple sino que supera las extraordinarias demandas del Bolide», dijo Emilio Scervo, director tecnológico de Bugatti Rimac. «Nuestra asociación ha dado como resultado una obra maestra: su tecnología innovadora se alinea perfectamente con nuestra visión, para garantizar que el sistema de frenos del Bolide sea una parte clave de otro pináculo en el legado histórico de Bugatti».
El 8.0 W16 ruge detrás de sus dos asientos
Como recordatorio decir que el Bugatti Bolide es una criatura de la que tan solo se van a construir 40 unidades para todo el mundo. Cada una de ellas tiene un precio de partida de 4 millones de euros sin impuestos. Y como no podía ser de otra manera, está animada por ese extraordinario 8.0 W16 con cuatro turbos, que en esta maravilla de la ingeniería eroga 1.600 CV de potencia a 7.000 rpm y 1.600 Nm de par motor a 2.250 rpm. Todo ello combinado con su sistema de tracción total, su cambio automático de doble embrague y 8 velocidades, y con un peso de 1.450 kilos para ofrecer unas sensaciones de conducción únicas en el mundo.
