El Lexus LBX tiene algunos poderosos argumentos para convertirse en un éxito. Es el modelo más pequeño jamás comercializado por la marca de lujo de Toyota y es, por tanto, el más asequible de su actual oferta. Ha sido diseñado pensando únicamente en el mercado europeo y, de hecho, los responsables de Lexus no ocultan que pretenden llamar la atención de un público diferente.
La filial española presume de tener ya 500 pedidos en firme del nuevo SUV-B, cuyos compradores son, de media, 10 años más jóvenes que los clientes habituales de la marca, con un mix de ventas en el que la mitad son mujeres, datos que no surgen de una estimación, sino de los pedidos ya formalizados.
Con todo ello, la japonesa pretende vender 25.000 unidades de su Lexus LBX en toda Europa en el primer año de comercialización, de las cuales 3.000 corresponden al mercado español (en el cual Lexus pretende superar las 8.500 unidades con todos los modelos de su gama), un objetivo bastante ambicioso para una marca que sigue ahora los pasos de otros fabricantes premium.
La principal ventaja de Lexus es, obviamente, que no parte de un papel en blanco; una ventaja que puede convertirse también en un inconveniente, ya que comparte arquitectura con los Toyota Yaris y Yaris Cross, vehículos de los que deberá diferenciarse para justificar que estamos ante un producto realmente premium. ¿Lo conseguirá?
El Lexus LBX no es un Toyota Yaris Cross recarrozado
Con la idea de responder a esta pregunta, hemos viajado a Valencia para conducir por primera vez este SUV compacto japonés, que se ofrecerá con dos sistemas de propulsión que comparten planteamiento y potencia pero cuentan también con algunas interesantes diferencias.
En ambos casos, se trata de híbridos no enchufables que comparten motor térmico atmosférico tricilíndrico de 1,5 litros y 91 CV, así como motor eléctrico delantero de 94 CV alimentado por una batería de hidruro metálico de níquel de 1 kWh de capacidad. La potencia máxima del sistema es de 136 CV.
Hasta aquí, lo que tienen en común; ahora vamos con las diferencias, y es que el Lexus LBX, al igual que ocurre con el Toyota Yaris Cross, se comercializará en versiones de tracción delantera y total. Así, la variante 4×4 incorpora en el tren trasero un compacto motor de 6 CV, que nunca actúa en solitario, así como suspensiones independientes multibrazo y discos de freno de mayor diámetro.
La gama se estructura en torno a cinco acabados o “estilos”, como el fabricante prefiere definirlos: LBX (como versión de acceso), Elegant (acabado intermedio), Emotion (acabado intermedio con estilo deportivo), Relax (acabado alto) y Cool (acabado alto con estilo deportivo). Sus precios, ya conocidos, parten de los 33.900 euros del acabado (o estilo) básico para cerrarse en los 43.200 de las terminaciones Relax y Cool.
A mayores, la financiación oficial permite rebajar la factura hasta los 31.500 euros, hacerse con un Lexus LBX desde 250 euros al mes o disfrutarlo en régimen de renting por 415 euros, sin entrada, con todos los gastos cubiertos, durante 48 meses.
Así va el Lexus LBX
Una vez que sabemos cómo es y lo que cuesta, es hora de ponernos a sus mandos. Lo primero que nos llama la atención es que, más allá de su estética, muy lograda, el Lexus LBX es un Lexus desde el momento en el que ponemos la mano sobre la maneta de cualquiera de sus puertas laterales y comprobamos cómo se desbloquea con la misma sensación “magnética” (no mecánica) que la que ofrece cualquier otro modelo de la actual gama Lexus.
El interior de nuestra unidad, con guarnecidos de piel vuelta sintética tanto en las puertas como en el salpicadero, ofrece un aspecto formidable, con mandos “robados” a los modelos Lexus de gama más alta; a excepción de la guantera, que es la única gran pieza de plástico rígido que vamos a encontrar a la vista.
Nos gusta la postura al volante del Lexus LBX, a medio camino entre un SUV y un turismo, el tacto de todos los mandos (con pulsadores físicos para funciones tan habituales como el termostato del sistema de climatización) y el cuadro de mandos digital, que nos regala un cuentarrevoluciones (poco habitual en los híbridos, y más si como en este caso disponen de transmisiones de relaciones constantemente variables) y expone gran cantidad de información de forma clara y ordenada.
Pero lo mejor llega cuando nos ponemos en marcha y comprobamos que el Lexus LBX no es un Toyota Yaris Cross ni nada que se le parezca, sino un pequeño Lexus. Basta hacer unos pocos kilómetros para darse cuenta de la calidad del aislamiento acústico, el buen tacto de la dirección o el excelente compromiso logrado entre el confort y la contención de las oscilaciones de la carrocería.
No es un coche con un tacto deportivo ni lo pretende, pero sí permite alternar entre un ritmo tranquilo (el más natural para el vehículo) y un ritmo más ágil sin tener la sensación de estar forzando las cosas, todo ello con unos consumos que durante nuestra prueba (que combinó carreteras secundarias, autopista y ciudad en los alrededores de Valencia) se situaron en torno a los cinco litros cada 100 km.
Así, nuestras primeras impresiones del Lexus LBX han sido muy positivas; mejores de lo esperado. El resultado está claramente más logrado que el de algunos intentos anteriores de asaltar el segmento B llevados a cabo por otros fabricantes de gama alta.
Podemos incluso disfrutar de un maletero razonablemente amplio, si bien la escasa habitabilidad de las plazas traseras será el talón de Aquiles de este modelo, algo que puede tener una baja importancia en algunos casos pero que hay que tener en cuenta a la hora de decidirse a decantarse por este modelo.
Así que si lo quieres, ya sabes lo que cuesta. Las primeras unidades comienzan a fabricarse durante estos días para empezar a llegar al mercado en marzo y colonizar, con su etiqueta Eco, el centro de las grandes ciudades de toda Europa.
