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Los Alfa Romeo Spider y GTV están de cumpleaños

Hace 30 años, Alfa Romeo se vio en la situación de sustituir dos modelos emblemáticos en segmentos tan elitistas y exclusivos como los coupés y los descapotables deportivos de alta gama, representados respectivamente por el Alfetta GTV y el Spider. La estrategia de la marca italiana fue actualizar y unificar estos dos conceptos, manteniendo el ADN dinámico que caracteriza al “Biscione” desde sus inicios.

El resultado fueron dos modelos, el Alfa Romeo Spider, lanzando en 1993, y el Alfa Romeo GTV (Gran Turismo Veloce), comercializado al año siguiente, que siguen siendo un referente por estilo, prestaciones y el placer de conducir que proporcionaban. En 1995 obtuvieron numerosos galardones a su diseño, incluida la elección como coche del año por la publicación Autocar.

Su diseño, obra de Enrico Fumia, que ya había firmado un clásico como el Alfa Romeo 164, apostó a fondo por la aerodinámica y la espectacularidad con una silueta afilada y elegante. Con elementos modernos, como los llamativos faros delanteros o la capota eléctrica del Spider, que se guardaba ingeniosamente entre el habitáculo y el maletera, estos dos modelos mantenían elementos clásicos de sus respectivos segmentos, con la configuración 2+2 con amplios asientos delanteros en el coupé GTV o las dos plazas en el cabrio.

Además, estrenaba elementos que se han convertido en habituales, como las llantas de aleación ligera. El interior, desarrollado por Walter de Silva, llamaba la atención por su ergonomía, con mandos intuitivos y sencillos de utilizar situados al alcance de la mano.

alfa romeo gtv_interior

Estos dos Alfa Romeo nacieron para ser conducidos

Al volante, tanto el GTV y el Spider han quedado en la memoria colectiva de los alfistas y los amantes del motor por su conducción dinámica y placentera y su impecable comportamiento en carretera. Ambos modelos destacaron por agilidad en las curvas y por su aplomo y seguridad circulando a altas velocidades por autopista. Su precisión de manejo era milimétrica, con una dirección que ofrecía una asistencia justa y rápida, respaldada por un sistema de frenado poderoso, fiable y resistente.

Bajo el capó, estos dos deportivos contaron con las prestaciones del motor 3.2 V6 de 240 CV, que permitía pasar de 0 a 100 Km/h en 6,3 segundos y alcanzar una velocidad máxima de 255 kilómetros por hora. Algunos años más tarde, se incorporó a la gama una mecánica de cuatro cilindros 1.8 16V de 144 CV, que ofrecía sensaciones fuertes gracias a su capacidad de respuesta a bajas revoluciones, su comportamiento deportivo y su bajo nivel de consumo.