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40 años del Citroën BX

Un clásico de nuestra historia de la automoción cumple 40 años. Se trata del Citroën BX supone una historia rica e inesperada en la vida de la marca francesa. Y se refleja en el éxito comercial que logró durante sus 12 años de existencia.


Para conmemorar este hito, los expertos de la asociación L’Aventure Citroën invitaron a todos los seguidores del modelo a redescubrir el BX el pasado septiembre en el Conservatorio Citroën de Aulnay-sous-Bois.

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Sólidos argumentos


Con el BX, Citroën se fijó un doble objetivo: entrar en el mercado de vehículos de clase media-alta y convertirle en el sucesor de GSA. Para lograrlo, el BX se basó en sólidos argumentos técnicos para garantizar comodidad, dinamismo y economía de uso. Así como una nueva imagen, con un diseño rompedor.


Citroën se apoyó en el famoso carrocero italiano Bertone para diseñar el BX. El diseñador Marcello Gandini (padre de los Lamborghini Miura y Countach) propuso entonces una forma original, robusta, pero sin excentricidades. Destacó en el panorama automovilístico de la época.


El habitáculo también era llamativo, con un cuadro de instrumentos inspirado en el CX. Así disponía de elementos característicos, como los controles satelitales a ambos lados del volante y el tacómetro retroiluminado.


Decididamente moderno y con gran personalidad, el BX convenció instantáneamente a la prensa. Y sedujo a la clientela de Citroën, captando numerosos nuevos clientes, siendo un gran éxito comercial.


Fue construido en la planta de Rennes La Janais en Bretaña y en la planta de Vigo en España. Se vendieron 2.337.016 unidades antes de que finalmente terminara su producción en junio de 1994. Fue uno de los automóviles más vendidos de Citroën. El BX sin duda contribuyó a la reactivación de la marca en la década de 1980.