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Opel Insignia. Todo nuevo bajo el camuflaje

Finales de octubre en Hornbach, Alemania, cerca de la frontera con Francia. Se hace de noche y cuatro irreconocibles Opel Insignia serpentean con agilidad por una de las carreteras más bellas de ambos países. Pero algo llama la atención más que su pesado camuflaje: la potencia de sus faros y el nulo deslumbramiento que causan a los otros vehículos. El avanzado sistema de iluminación del futuro Insignia es uno más de sus alardes para hacerse con un puesto entre los modelos más vendidos de su categoría.

Hace sólo un par de semanas que los miembros del Consejo de Administración de la marca alemana han dado su visto bueno a la segunda generación del Insignia. Son prototipos fabricados en el mes de julio, ahora a disposición de un grupo de periodistas para un primer contacto, antes de su presentación en el Salón de Ginebra.

Más refinado y ligero

El nuevo Insignia tiene otro tacto bien diferente al actual: más refinado gracias a su reducción de peso; con más aplomo gracias a mayor distancia entre ejes y ancho de vías. Inaugura una arquitectura completamente nueva, denominada E2 o Epsilon 2, que promete ser una de las de mayor difusión de General Motors a nivel global. Y, como saben nuestros lectores, cada vez que una nueva arquitectura entra en escena, viene cargada de todos los avances desarrollados no sólo por el propio fabricante sino también por la industria auxiliar: motores, transmisiones, suspensiones, equipos de infoentretenimiento, luces…

De entrada, el monocasco de la carrocería es 59 kilos más ligero que el del modelo actual, gracias al uso generalizado de aceros de alto índice de elasticidad. Ésta y otras mejoras reducen el peso del Insignia 2.0 T 250 CV 4×4 de gasolina en 140 kilos, que suben a 170 en el Insignia 1.5 T 165 CV de gasolina, frente al actual 1.6 T 170 CV. El chasis también es nuevo, y la conducción se transforma, con una dirección más directa y, sobre todo, precisa en ambos.

La versión de 250 CV dispone, además, de un tren trasero de cinco brazos -cuatro en las otras-, amortiguación adaptativa y un nuevo sistema de tracción 4×4 de control electrohidráulico, que hacen de ella una máquina de altas prestaciones, muy eficaz sobre cualquier superficie. El reparto de par entre las ruedas traseras es variable de una a otra, por medio de un embrague para cada una de ellas. Es el mismo sistema GKN que lleva el Ford Focus RS, con una puesta a punto específica de Opel. La guinda la pone un nuevo cambio Aisin de 8 velocidades con convertidor de par y espectacular funcionamiento, tanto en automático como en secuencial. Será el buque insignia de una gama inicial con motores de 140 a 250 CV en gasolina, y de 110 a 170 CV en diésel. Y todos de cuatro cilindros. 

Nuevo motor de 165 CV

Además de la versión de 250 CV, también hemos podido probar la de 165 CV. Según nos comenta Matthias Alt, ingeniero jefe de sistemas de propulsión a nivel global, se trata de un nuevo miembro de la familia SGE (Small Gasoline Engine), que comparte el 90 por ciento de sus componentes con el 1.4 T. Es un motor de funcionamiento muy agradable y buena respuesta -25,5 mkg de par máximo-, del que el ingeniero alemán destaca su buen equilibrio entre potencia y consumo. Va acoplado a una nueva caja de cambios manual de seis velocidades -que ahorra un 3 por ciento en consumo de combustible- y es 16 kilos más ligero que el 1.6 T 170 CV al que sustituye.

El nuevo Insignia dice adiós a la carrocería de cuatro puertas. Solamente habrá de cinco, pero en dos variantes: berlina Grand Sport y familiar Sports Tourer. Los prototipos de validación que probamos son todos Grand Sport. Su diseño es completamente nuevo, con unas proporciones radicalmente más deportivas: menos altura y menos voladizos; mayor anchura y distancia entre ejes; más anchura de vías… La longitud total pasa de 4.842 a 4.897 milímetros, y la distancia entre ejes, de 2.737 a 2.829 milímetros. Hay, pues, un maletero inmenso ?con rueda de repuesto grande? y mucha más amplitud interior, que se aprecia sobre todo en las plazas posteriores: 32 milímetros más en anchura y 25 más en espacio para las rodillas, según datos de Opel; sin embargo, la altura parece justita, no en vano el coche es ahora 29 milímetros más bajo.

La posición de conducción también es más deportiva, 30 milímetros más baja, pero aun así la visibilidad posterior es mucho mejor gracias a una luneta bastante más grande. El salpicadero se ha simplificado, con menos teclas y mandos más precisos, como la regulación del climatizador. La pantalla central ?7 u 8 pulgadas, según versión? se integra en una consola menos intrusiva, con más sensación de espacio, y el cuadro de mandos es mixto, analógico-digital: todo un conjunto de carácter mucho más moderno que el actual Insignia, al que pronto jubilará con unas prestaciones que prometen ser del más alto nivel.

Motor16

Faros IntelliLUX. En carretera, siempre con largas

El equipo de iluminación del Insignia se pone al nivel de los mejores del mercado. Con 16 LEDs -8 en el Astra- por faro, permite circular por carretera con luces largas sin deslumbrar al resto de los usuarios, enmascarando la silueta de sus vehículos gracias a la cámara Opel Eye, la misma que lee las señales de limitación de velocidad. El resultado es todavía mejor que en el Astra, con una precisión muy superior. Asimismo dispone de luces direccionales para ampliar el haz de luz en los giros a velocidades de hasta 70 km/h.