RML, acrónimo de Ray Mallock Limited, es una empresa británica nacida en 1984 que comenzó especializándose en preparación de modelos para competición. Tras muchos años de éxitos, a a principios de los 90 extienden su actividad a los modelos de calle con la creación del RML GT40, basado en el mítico Ford del mismo nombre. A finales de esa misma década participarían en la creación del deportivo Saleen S7; concretamente, se encargaron del chasis y la aerodinámica.
Ahora, tras cuatro años de desarrollos intensivo, el fabricante británico está listo para entregar su primer coche de producción. Bautizado como RML Short Wheelbase, se verá por primera en la Monterey Car Week que se celebrará entre el 11 y el 20 de agosto en el estado de California, Estados Unidos.
No en vano, la primera unidad del RML Short Wheelbase está destinada a un nuevo hogar en los Estados Unidos, si bien antes visitará la exclusiva muestra donde recibirá la visita del CEO de RML, Michael Mallock.
Todos los RML Short Wheelbase serán creaciones muy exclusivas
Al igual que todos los demás automóviles que saldrán de la sala de producción de RML, esta primera unidad se ha construido a mano durante un período de nueve meses con los más altos estándares. Sus especificaciones, tal y como solicitó su futuro cliente, constan de una pintura exterior de triple capa amarilla y azul metálico profundo, con reflejos de cromo satinado en la cabina, junto con Alcantara azul y adornos de cuero y costuras amarillas en contraste.
Un ejemplo del cuidado con el que se realizan estas creaciones está en que todas las piezas se cortan con láser para minimizar la desviación de las especificaciones, y la plantilla utilizada en la fabricación del Short Wheelbase solo permite una tolerancia máxima de 0,25 mm.
Inspirado en un modelo mítico
Este modelo fue anunciado hace hace dos años como un GT de alto rendimiento de dos asientos extremadamente ligero gracias al uso de carbono, mientras que su diseño rinde homenaje a los superdeportivos del pasado. En concreto, está inspirado en el legendario Ferrari 250 SWB, conocido oficialmente como 250 GT Berlinetta Passo Corto, por la distancia entre ejes reducida.
Está impulsado por un motor Ferrari 5.5 V12 montado longitudinalmente bajo el capo delantero, que produce 485 caballos, que son enviados al eje trasero a través de una caja de cambios manual de seis velocidades. Unos datos que coinciden con los de un V12 mítico de Maranello, el 550, pero no por casualidad, ya que ha sido el chasis empleado por RML para su creación, sobre el que se coloca una carrocería de fibra de carbono con el aspecto del 250 GT Berlinetta.
De esta manera, se logra un coche con apariencia de los años 60 pero con una tecnología de chasis mucho más moderna, que lo hace perfectamente utilizable como coche de diario. Aun así, las prestaciones son propias de un deportivo moderno, con una aceleración de 0 a 60 millas por hora (96 kilómetros por hora) en 4,1 segundos y una velocidad punta de 290 km/h.
Su habitáculo también ha sido optimizado para los tiempos modernos, pudiendo acomodar a dos ocupantes de hasta 2 metros de altura en unos asientos exquisitamente recortados y ajustables eléctricamente. El diseño interior también recurre a un estilo clásico, si bien presenta tecnología moderna y elementos adecuados al uso diario, como sistema de navegación por GPS, aire acondicionado, portavasos y conectividad para teléfonos inteligentes, que se han integrado de manera ingeniosa y discreta.
La producción del RML Short Wheelbase está limitada a 30 unidades para todo el mundo, cada una de ellas configurada según los requisitos precisos de cada cliente. Y como suele suceder en este tipo de ‘restomod’, su precio es sólo apto para cuentas bancarias muy desahogadas: 1,35 millones de libras (casi 1,6 millones de euros), sin contar impuestos.