El RML Short Wheelbase ha dado el paso definitivo de su fase de desarrollo. Este deportivo que rinde tributo al Ferrari 250 GT SWB ha comenzado a rodar en carretera. El objetivo es acumular kilómetros para ultimar los detalles de su puesta a punto y comprobar que todo funciona antes de dar luz verde a su producción.
De momento, el RML Short Wheelbase que está circulando por las carreteras de Reino Unido es un prototipo, aunque RML asegura que es prácticamente idéntico al modelo definitivo. Esta unidad tiene por delante un mes de pruebas para validar el trabajo de simulación que se ha llevado a cabo en los últimos años.
El RML Short Wheelbase a prueba en carretera y circuito
El equipo de pruebas de RML pondrá a prueba la dinámica del chasis, el rendimiento del motor, el comportamiento general del coche y la calidad de fabricación. Este trabajo tendrá lugar en carretera abierta y en pistas de prueba cerradas al tráfico. Ambos escenarios servirán para poner a prueba el RML Short Wheelbase a nivel dinámico.
Una vez testado el comportamiento dinámico del RML Short Wheelbase, dará comienzo la siguiente fase del programa de pruebas. En ella se llevan a cabo test de durabilidad. Para ello, este Ferrari 250 GT moderno se somete a pruebas durante seis semanas que equivalen a tres años de uso en un coche convencional.
El RML Short Wheelbase está preparado para condiciones extremas
Además, el RML Short Wheelbase pasará por un túnel de viento en el que se recrean condiciones de frío y calor extremo. En esta fase, el supercar británico se enfrentará a una prueba que simula un atasco en los Emiratos Árabes Unidos a 50 grados de temperatura ambiente. Una prueba de fuego. Nunca mejor dicho.
El objetivo final de RML es asegurarse de que su coche está listo para rodar en cualquier zona del planeta sin ningún tipo de problema. En definitiva, garantizar la fiabilidad. Y este proceso es crucial para conseguirlo, de la misma manera que la ayuda del organismo UTAC, dueño del circuito de pruebas donde se llevarán a cabo parte de los test.
“Hemos emprendido más de 30 programas de vehículos completos a lo largo de los años, la mayoría de los cuales son confidenciales”, dijo Michael Mallock, director ejecutivo de RML Group. “Entonces, un programa de prueba integral es solo parte de nuestro proceso normal y lo hemos aplicado al RML Short Wheelbase. La única diferencia es que este coche sí tiene nuestro nombre”.
Sobre la base de un Ferrari 550 Maranello
El RML Short Wheelbase que se utilizará para estas pruebas es el mismo de color azul del que te hablamos hace unas semanas. Como te contamos entonces, nace de la base de un Ferrari 550 Maranello de los años 90 del que se utiliza el chasis. La carrocería del RML ha sido desarrollada de forma artesanal con fibra de carbono. Y su diseño se inspira en el del Ferrari 250 GT SWB de los años 60.
Eso sí, a pesar de su aspecto clásico, el RML Short Wheelbase no renuncia a tecnología actual. Como los faros Full LED, las llantas de 18 pulgadas o los neumáticos Pirelli P Zero Rosso. También llama la atención el sistema de frenos con discos perforados de 330 mm delante y 310 mm detrás.
El RML Short Wheelbase es clásico y moderno
Por dentro también apuesta por el estilo clásico. Los relojes circulares son los protagonistas del salpicadero, la consola central es muy limpia y la palanca de cambios tiene la clásica rejilla metálica de los Ferrari manuales. Por supuesto, los materiales utilizados en el RML Short Wheelbase son de primera. Combina el cuero con el aluminio mecanizado. Y aunque tiene climatizador automático, no desentona, como la pantalla táctil central, que puede ocultarse dentro del salpicadero.
Bajo su largo capó se esconde el motor V12 atmosférico de 5.5 litros que utilizaba el Ferrari 550 Maranello. Desarrolla 486 CV y un par máximo de 567 Nm. La mecánica de 12 cilindros en uve va ligada a un cambio manual de seis relaciones y a la tracción trasera. En cuanto a sus prestaciones: acelera de 0 a 100 km/h en 4,1 segundos y alcanza una velocidad máxima de 290 km/h. Nada mal, teniendo en cuenta que pesa 1.700 kg.
Componentes de primer nivel… y precio acorde
Para garantizar la fiabilidad del motor, RML lo desmonta pieza por pieza y sustituye la que haga falta. También ha rediseñado algunas partes del propulsor, como el sistema de admisión, el de refrigeración y el escape. Lo mismo sucede con algunos componentes del chasis, como la suspensión, que está firmada por Öhlins.
Obviamente, todo esto tiene un precio y no es precisamente asequible. Cuesta 1,35 millones de libras, el equivalente a unos 1.620.000 euros al cambio actual. Hablamos en ambos casos de tarifas sin impuestos. Como mucho, RML tiene planeado fabricar 30 unidades del RML Short Wheelbase. La firma asegura que el 70% se irán fuera de Reino Unido, el país de origen de este supercar artesanal con sabor clásico y mucho estilo.