Azul abisal, azul cian, azul eléctrico, azul fashion, azul grisáceo, azul kallfu, azul kanbe, azul shark… A la hora de comprar un vehículo elegimos el color que más nos gusta y, como puedes ver, la cantidad de variantes por color no son pocas. Todo a la carta, todo al dedillo para que el consumidor salga del concesionario exactamente con el coche que quiere. Pero eso sí, una decisión menor como puede ser esta también hay que mirarla con lupa.
¿Te has fijado en el parecido de las palabras «color» y «calor»? Atento a esto porque las casualidades no existen. El calor que puedes pasar en el coche viene en parte determinado por la tonalidad del mismo. ¿Para qué pasar calor a lo tonto si podemos evitar esto? Tan solo tienes que invertir un poco de tiempo en conocer el color más favorable para que los veranos sean un poco menos tortuosos.
El color importa… ¡hasta para contratar un seguro!
Sin tener en cuenta lo que este puede afectarnos durante la conducción, hay que pensar que el color del coche influye a la hora de contratar un seguro, por lo menos en algunos países. En estos casos, cuando contratas un seguro de coche, una de las preguntas que puede hacerte la aseguradora es de qué color es tu vehículo.
Y es que, a nivel estadístico, existen algunos colores de carrocería como el negro y el rojo que sufren más accidentes. No puede demostrarse que haya relación directa entre el color del vehículo y las probabilidades de que ocurra un siniestro… pero los datos no fallan. Ahora bien, ¿y en cuanto al calor, cuál es el mejor color para no achicharrarnos en verano?
