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Estos coches no los quería ni el tato y ahora cuestan una fortuna

Algunos vehículos son de por sí deseados por todo el público. Y estos normalmente tienen precios totalmente disparatados a los que solo un puñado de privilegiados puede acceder. Además de que suelen ofrecerse en cortas series, por norma general agotadas antes de que el resto de mortales podamos incluso verlos en foto. Solo tienes que pensar en criaturas como el Ferrari Enzo, el Porsche 918 Spyder, el McLaren P1… Estos deportivos por lo que ya han pasado unos años, mantienen su valor a día de hoy.

ferrari enzo Motor16

También puede darse el caso contrario. Vehículos que tenían unas facturas importantes y que ahora puedes adquirir en el mercado de ocasión por precios bastante ajustados. Más que nada porque sus clientes no quieren arriesgarse a una abultada factura de reparación. Y eso ocurre con coches como los Jaguar XK o el Mercedes-Benz SL R230. Por poner algunos ejemplos.

jaguar xk 1 Motor16

Y por último te encuentras los coches que lo los quería nadie en su época. Esos que los fabricantes lucharon por colocarlos en su día, bien por sus altos precios antaño o bien porque finalmente no eran lo que le habían prometido al cliente. También afectó un momento concreto de la economía y cosas por el estilo. Pero esos coches ahora cuestan verdaderas fortunas y han dejado de ser coches que no los quería nadie a verdaderas piezas de colección, cotizadas a nivel mundial.

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Plymouth Superbird

El Dodge Charger Daytona de 1969 y su hermano, el Plymouth Superbird de 1970 existieron solo para homologar los gigantescos apéndices aerodinámicos que los ingenieros de Chrysler sabían que les ayudarían a recorrer las pistas de NASCAR a 200 mph (320 km/h). De no ser así, ¿por qué los harías tan feos?

Esa podría ser la razón de que se convirtieran en coches que no los quería nadie. Hasta el punto de que muchos Superbird se quedaron expuestos en los concesionarios de Estados Unidos durante años.

plymouth hemi superbird 3 Motor16

Ahora bien, estas criaturas tan particulares causan furor al otro lado del océano, hasta el punto de que los Superbird cambian de manos por más de 300.000 euros al cambio actual. Y eso es prácticamente diez veces más de lo que se paga por el deportivo del que nacía esta criatura concebida para la competición.

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