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En Austin, como dice Carlos Sainz, #Spanishpower

Las imágenes en la última vuelta del Gran Premio de Estados Unidos tenían un valor simbólico. Carlos Sainz, colocando durante todo el fin de semana su Toro Rosso donde nadie lo esperaba. En una increíble quinta posición, con un monoplaza de propulsor ya caducado resistiendo a un doble campeón del mundo que le buscaba los puntos por todos lados, Fernando Alonso y su McLaren Honda de Fernando Alonso.

Sainz igualó el mejor resultado de su carrera con el sexto puesto final. Alonso le arrebataba el quinto en el último suspiro, logrando el mejor para McLaren Honda desde que ambos reunieron sus destinos. Y para los aficionados españoles, la gran satisfacción de ver a sus dos pilotos a tan alto nivel. Cada uno, en su diferente escala.

Diez años del primer título de Alonso

Durante el Gran Premio de Estados Unidos se conmemoraba el décimo aniversario del segundo título de Alonso. Una década sin títulos para quien merece más de los que tiene. Pero con ese final de carrera, con ese grito vaquero en la meta, el piloto español reafirmaba un ardor competitivo que es genético y no se extingue a pesar de que 'eche de menos las victorias y los podios' y tantos años ya sin títulos.

Como Sainz desde el sábado, el resultado final de Alonso fue el fruto de un trabajo completo forjado con su gran vuelta en el Q2 el sábado, y terminó con ese final de carrera en el que tuvo la oportunidad de pelear cuerpo a cuerpo como ha sido imposible en estos dos últimos años. Primero, con Massa, inventando un adelantamiento imposible en las rectas. Luego, con un Sainz ya sin respuesta de neumático. Y con ello, derrotando al único equipo con el que rivaliza en el mundial de Constructores en 2016. Quizás, también, quien sabe, la sensación de chorrear de nuevo adrenalina al volante otra vez, como delataba su grito en la meta.

Sainz habló en la pista

En cuanto a Sainz, su también sensacional vuelta en el Q2 en los entrenamientos, la consistencia en carrera sin cometer errores, su defensa frente al Williams de Massa cuidando los neumáticos blandos en el último relevo… El piloto de Toro Rosso lograba un extraordinario resultado justo cuando exigía ante los medios y a Red Bull un mejor monoplaza para el futuro, o vía libre para buscarlo fuera del fabricante de bebidas. Avalaba así su progresión y confianza en sí mismo. Primero ante los medios, y luego dentro de la pista con su actuación, el piloto español confirmó que, marcando a Red Bull su propio territorio, ya respira y aspira a metas mayores.

Por lo demás, la victoria de Hamilton recupera si moral y mantiene vivo el campeonato, aunque Rosberg cuenta ya desde México con opciones para lograr el título si el británico abandonara. Tanto en sus encuentros en la prensa, en la pole del sábado, en su sensacional arrancada que tantos problemas le dio en pruebas anteriores, el británico recuperó el tono mediático y deportivo en Austin, hasta hacer parecer fácil la victoria frente a un Rosberg que ajustaba el tiro para sus necesidades. Además, Hamilton lograba su victoria número 50 de su carrera deportiva. La lucha por el título aún no ha terminado.

Mercedes, sin rivales

El Gran Premio de Estados Unidos también confirmó el extraordinario poderío de Mercedes incluso cuando parecía que en Austin tendría rivales serios en Red Bull. Tras unas magníficas simulaciones de carrera el viernes, los dos monoplazas austríacos desdoblaban su estrategia de neumáticos para poner en jaque el domingo a Hamilton y Rosberg. Pero no hubo opciones ni en la arrancada, ni con la degradación, ni con la doble estrategia, ni cuando hubo oportunidades de adelantar a Rosberg. El equipo alemán sigue dominando todos los registros de un fin de semana, como lo confirma el que solo ha perdido dos carreras en toda la temporada. Y una de ellas, en Montmeló, por autoeliminación. Ferrari, mientras tanto, a por uvas y cada vez más lejos.