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Rosberg sigue ahogando a Hamilton, pero McLaren naufraga

Valga solo recordar que Rosberg puede quedar segundo en las cuatro carreras restantes. Desde el momento en que expiraba el motor de Hamilton en Sepang, la balanza ha caído en su contra. Y tanto dentro como fuera de la pista, porque el británico se diluye poco a poco. Con su actuación en la rueda de prensa del jueves y su plantón posterior el sábado daba algunas pistas desde el plano personal. Pero era la pista lo que realidad importaba. Batido en los entrenamientos el sábado una vez más ?trece poles conseguía el pasado año- hundido tras la enésima pésima salida de la temporada, enfrente tiene ahora un piloto implacable e impecable desde agosto.

Rosberg puede calcular; Hamilton debe recurrir a la épica

La dinámica de la prueba para ambos ilustraba su estado de forma actual. Mientras el piloto alemán gestionaba incluso con mayor margen su ventaja sobre Verstappen tras una impecable salida -el temor a los problemas de motor de Malasia-, Hamilton se veía obligado a una actuación para salvar daños después de disculparse ante su propio equipo por la radio ante su pésima arrancada.

Dubitativo en algunos momentos, con cierta impotencia ante Verstappen al final, Hamilton tendrá que recurrir a partir de ahora a ese sentido épico de la motivación que ya le diera resultado en el pasado. Con la necesidad de que Rosberg falle como no lo ha hecho en las últimas cuatro carreras, en el segmento final de la temporada donde el año pasado fue imbatible.

Max Verstappen fue otro de los grandes protagonistas de una carrera más lucida en la radio que en la pista. Con una madurez espectacular, cimentó desde el sábado una actuación que, paso a paso, le regaló a Red Bull un segundo lugar que en principio no estaba en el guión, incluso con las penalizaciones de Ferrari, que tenía un gran ritmo de carrera. Con seis podios y una victoria desde su llegada a Red Bull, en solo su segunda temporada, demostraba una vez más que su velocidad no solo está en la pista, sino también en cómo va puliendo las aristas propias de su todavía corta experiencia carrera a carrera en aquel. No hay que olvidar que solo está ante su tercera temporada en monoplazas.

Vettel, sobrepasado por las circunstancias

La paradoja es que un piloto que comenzó la temporada en Toro Rosso hoy iguala a puntos a Sebastian Vettel, teórico aspirante al título en 2016 de Ferrari. Cuestionado públicamente tras la cita de Sepang, acotado su margen de maniobra en el equipo por Mauricio Arrivabene, sus constantes mensajes de queja por radio también ilustraban el estado mental y emocional de un piloto que ha perdido en estos últimos meses su aureola, que necesita recuperar cuanto antes. Batido por Raikkonen en los entrenamientos, zancadilleado por su equipo en la estrategia frente a Hamilton en la recta final de la carrera, Vettel se ve arrastrado paulatinamente hacia el fondo atado a ese lastre que se hunde poco a poco, llamado Ferrari.

Pero quizás una de las grandes noticias y sorpresa de Suzuka fue el incomprensible total, e inesperado desplome de McLaren y Honda ¿Motor, chasis, ambos factores? En el paisaje y ante el paisanaje más inoportuno, el equipo británico se estrelló metafóricamente. Desde la primera sesión del viernes se veía venir. El golpe de Japón supondrá una dura dosis de realismo. Porque si el trazado nipón ha desnudado las carencias del MP4-31, es evidente que McLaren tiene un enorme camino por recorrer si quiere mantener a Fernando Alonso en la Fórmula 1 a partir de 2017. Tiempo habrá en las próximas fechas de analizar las causas de semejante batacazo, duro en lo deportivo, pero también en lo moral.

En cuanto a Carlos Sainz, venía a unirse al fin de semana 'horribilis' de Alonso. Ambos rodaron juntos durante gran parte de la prueba y los frecuentes mensajes de Sainz pusieron en evidencia su desesperación y dificultad de su carrera. Porque el ritmo que tenía en carrera vino neutralizado por la estrategia del equipo, que le arrojó a los leones de un tráfico que eliminaba las pocas opciones del STR 11 en esta pista. El Gran Premio de Japón de Alonso y Sainz compartía algo en común: una carrera para olvidar