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Seat Ateca 2.0 TDI 150. La que se avecina

El segmento todocamino compacto es el que más crece en España con diferencia. Y el Nissan Qashqai campa a sus anchas sin que nadie que le haga sombra… hasta ahora. Muchos han sido los que lo han intentado, y muchos también lo que se le han acercado tímidamente. Sin embargo si hay un modelo que tiene todas los ingredientes para destronar al japonés, ese es el nuevo Seat Ateca. Madre mía, la que se avecina en el segmento.

Revolución en camino

El Ateca está despertando una expectación entre el público que no se vivía en Seat casi desde que naciera el primer Ibiza de los años 80. Cientos de pedidos sin ni siquiera ver en «carne y hueso» el coche, miles de visitas a su página web y un ambiente fabuloso en la red y en la marca en general que no esperaba una respuesta así, siendo como ha sido uno de los fabricantes que más han tardado en tener un todocamino en su gama.

Sí, es verdad que Seat ha perdido un tiempo precioso, pero parece que la espera ha merecido la pena y que el Ateca va a alcanzar a sus rivales en un suspiro. En realidad para Seat, como para otras muchas marcas, el objetivo es alcanzar y torpedear lo antes posible la línea de flotación de ese fenómeno llamado Nissan Qashqai, un líder de ventas que se mantiene imperturbable en lo más alto del podio a pesar de la llegada de numerosos rivales. Y como la marca española ha tenido tanto tiempo de estudiar al enemigo y de preparar su ataque, ha puesto a punto un todocamino que, visto lo visto en esta prueba a fondo, puede estar pisando los talones, si no por delante del nipón, de aquí a finales de este año.

Motor 16 es el primer medio de comunicación en el mundo que prueba a fondo el nuevo Ateca a lo largo de unos 600 kilómetros, correvit incluido. Y cuando entramos en él lo hacemos con la sensación de que vamos a encontrar un espacio solo correcto porque el diseño exterior engaña bastante a la vista y el coche, con 4,36 metros de longitud (un centímetro menos que el Qashqai), parece más pequeño de lo que es. Pero la sorpresa es mayúscula porque el habitáculo es increíblemente amplio. Lo comprobamos cinta métrica en mano, pero también sentándonos detrás y fijándonos en que, con el asiento del conductor regulado para una estatura de 1,86, nos sobran 10 centímetros a la altura de las rodillas y otro tanto de la cabeza al techo. Además, aunque la mayor versatilidad de un asiento trasero desplazable y con respaldos reclinables se la han dejado al Tiguan, da la impresión de que los ingenieros de Seat se han propuesto aprovechar al máximo cada centímetro y recoveco conscientes de que el cliente, en este y en casi todos los segmentos, agradece cada centímetro extra que le consiguen. Y poco a poco vamos descubriendo detalles que confirman este hecho y el gran trabajo de calidad alcanzado en la fábrica de Skoda en Kvasiny, Chequia, de cuya cadena de montaje salen los Seat Ateca.

Por ejemplo los asientos delanteros de corte deportivo y 125 mm más elevados que los de un León, cumplen con lo que da a entender ese adjetivo y se amoldan al cuerpo con facilidad recogiendo bien costados y piernas. Y la inclinación del respaldo se regula mediante una rueda que otorga mayor precisión. El pie izquierdo del conductor tiene un reposapiés más cómodo y ancho que la media y la pierna derecha de rodilla para abajo se apoya en una superficie plana de la consola central muy cómoda sin resaltes ni picos desagradables. El reposabrazos entre los asientos se regula en profundidad y altura lo que permite ajustarlo para, si se quiere, poder apoyar el codo manejando la palanca de cambios sin pegas. Es decir, que en segundos logras estar como en casa. La pantalla central de 8 pulgadas apenas refleja de día la luminosidad del entorno, es fácil e intuitiva y, con buen criterio, se ha acompañado de una serie de mandos independientes que, a diferencia de otros modelos, no obligan a tocar la pantalla táctil y navegar por decenas de pantallas para controlar elementos tan habituales como la climatización, la calefacción de los asientos, el sistema stop/start … No obstante manejarla tampoco requiere un gran entrenamiento. Para rematar recurre a un freno de estacionamiento eléctrico que elimina el freno de mano liberando un espacio precioso para depositar los objetos cotidianos. El diseño interior es muy similar al del León y en general hasta el más mínimo rincón transmite calidad y precisión en los ajustes.

Buenas sensaciones desde el principio

Los primeros kilómetros con este Ateca 2.0 TDI de 150 caballos con tracción delantera, por cierto del que Seat tiene previsto tener más pedidos que de ningún otro, nos son muy familiares. El coche, que recurre a la plataforma MQB A1, la misma del León, Golf o A3 y diferente a la MQB A2 del Tiguan, transmite el tacto de conducción típico de Seat puesto a punto, como en ningún otro sitio, en el centro técnico de la marca en Martorell. Y es que en ajustes de chasis los ingenieros de Seat lo bordan. Así, el Ateca es ágil, extremadamente fácil de conducir, te lo perdona todo cuando entras pasado en las curvas más cerradas y es capaz de seguir el mismo ritmo del León X-Perience de tracción total por la carretera más mareante. Y eso que recurre a un eje trasero sencillo semi rígido (multibrazo en el X-Perience o en todos los nuevos VW Tiguan) pero con un calibrado casi perfecto de muelles y amortiguadores e incluso diríamos que también de los asistentes como el ESP. Y es que este sistema de control de estabilidad tarda en actuar y cuando lo hace, trabaja lo justo para «no asustar» y para no condicionar el ritmo de conducción.

Sí que añoramos un poco el eje multibrazo trasero en situaciones puntuales de piso muy deteriorado porque en esas circunstancias la suspensión trasera del Ateca trabaja más forzada y el coche resulta algo más incómodo. Pero como el resto del conjunto merece un notable alto, este lunar apenas enturbia el resultado. La dirección por ejemplo, transmite a las manos un tacto excelente en modo Sport y muy correcto en el resto. El todocamino español apenas balancea y no se echa nada de menos la suspensión regulable o un tren de rodaje deportivo, ambos disponibles cuando lleguen las versiones FR dentro de un año. Además frena de cine con un tacto magnífico del pedal, y el cambio, ofrece la precisión y rapidez vista en el León. Y en ciudad el todocamino español se conduce con facilidad y agrado gracias a su gran superficie acristalada y a su contenidas medidas.

Parece difícil de entender que el Ateca, siendo 14 centímetros más alto que un León de 5 puertas y pesando 112 kilos más ofrezca una dinámica tan deportiva y fácil sin sacrificar casi nada, pero uno de sus secretos es que respecto a otros modelos del segmento adelgaza hasta lograr un peso muy ligero (175 kilos menos que un VW Tiguan equivalente) que produce menores inercias y permite realizar una conducción fácil y eficaz. Para rematar, la rueda Driving Experience de serie permite seleccionar los modos del Seat Drive Profile: Normal, Sport (dirección más firme y acelerador más sensible), Eco e Individual de forma que la respuesta se ajusta al tipo de conducción que apetezca en cada momento.

El reconocido motor 2.0 TDI del grupo VW, ajeno ya al fraude de las emisiones igual que todos los demás, es el más recomendable de la gama por su fabulosa relación entre prestaciones y consumos. Con sus 150 caballos y un par contundente este motor, asociado en este caso a un cambio manual de 6 marchas, empuja con ganas desde bajas revoluciones y ayuda al Ateca a conseguir, en modo Sport, unos magníficos datos de aceleración que, ayudado por el bajo peso del conjunto, dejan en evidencia a muchos de sus rivales. Pero confiados en esta joya mecánica en Seat han abusado un poco a la hora de adaptar los desarrollos de cambio para lograr unos consumos y unas emisiones todavía mejores.

Con los desarrollos elegidos en el Ateca, que son largos, sobre todo el de sexta, y los mismos que en las versiones equivalentes del León, el motor va más desahogado, suena menos y gasta muy poquito, pero a veces un adelantamiento desde baja velocidad en modo ECO requiere reducir una marcha más de lo habitual y en general que la aguja del cuentavueltas suba de forma rápida sin necesidad de cambiar a una marcha inferior le cuesta un poco más que a algunos de sus rivales.

En contrapartida con un solo ocupante y el depósito lleno el Ateca 2.0 TDI 150 de tracción delantera y cambio manual nos ha gastado en tráfico real y no en laboratorio una sorprendente media ponderada de 5,5 l/100 km. Y como referencia y en circuito cerrado medimos a 140 km/h, con dos personas y el depósito lleno, un consumo medio de 7,0 l/100 km. Excelente para un todocamino de 150 caballos.

El nuevo nivel de acabado Xcellence comprende una magnífica dotación de serie con elementos como el airbag de rodilla, la pantalla táctil de 8 pulgadas, los asientos en tejido Alcantara, el acceso y el arranque sin llave, el portón trasero eléctrico, los faros Full LED, el climatizador automático bizona, el freno de estacionamiento eléctrico y asistentes de seguridad como el sistema Front Assist de distancia de seguridad, el asistente de luces de carretera cortas y largas, el de salida involuntaria de carril, la cámara de visión trasera, la frenada de emergencia en ciudad con detección de peatones, el detector de fatiga o el frenado automático postcolisión.

Con todo, los 29.900 euros que cuesta este Ateca podemos considerarlo un precio muy competitivo ya que es inferior al de muchos de sus rivales que incluso van peor equipados de serie. Malas noticias para el Qashqai que tendrá que ingeniárselas para que el recién llegado no se ponga a su rebufo en poco tiempo.

La clave

Por cuestiones que ahora no vienen al caso el Ateca ha tardado demasiado en llegar al mercado y sus rivales llevan años beneficiándose de una tendencia que está revolucionando el sector del automóvil. Sin embargo he de decir que, tras la espera, los ingenieros del Centro Técnico de Martorell, es decir nuestra gente y en nuestro país, han hecho bien los deberes. Tan bien, que el nuevo todocamino español se sitúa en niveles de referencia en muchos aspectos como estabilidad, aprovechamiento del espacio o facilidad y agrado de conducción. Para rematar, el Ateca tiene un precio muy competitivo y una dotación extraordinaria.