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Citroën Spacetourer Blue HDI 180 EAT6. Grande y que ande

Hemos querido 'abrir' esta exhaustiva prueba con una imagen que vale más que mil palabras. Algunos dirán que no toca por el tipo de vehículo del que se trata, pero precisamente por eso lo hacemos, ya que el tacto general y la dinámica del Citroën SpaceTourer no hay que confundirlas con las de un vehículo industrial convencional.

Hasta ahora lo normal es desarrollar modelos comerciales y desde esa base ofrecer luego variantes para pasajeros. En el caso de nuestro protagonista, junto con el Peugeot Traveller y el Toyota Proace, sus almas gemelas, ha sido al contrario. Primero pensaron en un vehículo amplio, de corte monovolumen, que nace desde la misma plataforma que un Citroën C4 Picasso o un Peugeot 308, y desde esa dinámica base desembocar luego en las variantes comerciales, en este caso el Jumpy.

Dicho esto, nuestro vehículo dispone de la talla M, la intermedia de las tres longitudes que ofrece, con 4,96 metros, y en sus 'entrañas' esconde la variante diésel más potente de la gama, un 2.0 BlueHDI con 177 caballos de potencia. Y para que no falte de nada se asocia a la confortable y eficaz caja EAT6, un cambio automático de seis relaciones con convertidor de par.

Podemos elegir la longitud de nuestro vehículo, pero no la altura, que se fija en 1,90 metros con el fin de no tener problemas a la hora de acceder a los aparcamientos públicos.

La presentación y acabados del interior es similar a la que nos encontramos en cualquier berlina, pero no el puesto de conducción, elevado y con una banqueta alejada del suelo. Eso sí, con nuestro acabado Shine a las butacas delanteras no les falta detalle, ya que gozan de regulación eléctrica, están calefactadas y contemplan función masaje de serie.

También en la dotación estandar encontraremos dos puertas laterales deslizantes eléctricas con función manos libres. Basta con pasar el pie por una de las dos 'esquinas' traseras y se abrirá la del lado correspondiente. La motorización no ha llegado al portón trasero debido a que le penaliza su enorme tamaño y peso. Eso sí, se recupera una función muy útil, como la luneta practicable que permite acceder a objetos de la bandeja de una manera más confortable.

En el amplio habitáculo podemos repartir el aforo y el volumen como queramos. Nuestro protagonista presenta ocho plazas y tanto la segunda fila como la tercera contemplan de serie regulación longitudinal, se pueden abatir los respaldos y hasta extraerlos (recomendamos dos personas porque pesan). De esta manera el volumen del maletero oscila entre los 603 y los 3.968 litros, es decir, entre el equipaje de la familia o una 'minimudanza'.

Nos ponemos en marcha

El propulsor diésel es el 'buque insignia' de la gama en cuanto a potencia se refiere. Son 177 caballos que dan para mucho, sobre todo a la hora de mantener velocidades de crucero elevadas por autopista. Curiosamente las prestaciones en cuanto a aceleraciones y recuperaciones son muy similares a las que registramos en su día con el Peugeot Traveller 2.0 BlueHDI 150 caballos con caja manual.

En nuestro caso la transmisión automática y la inevitable protección del motor para evitar que sufra en exceso en la parte alta del tacómetro son el motivo de esa igualdad. Pero que nadie se lleve a engaño: recupera de maravilla y los tiempos salen… aunque esperábamos un poquito más.

A cambio ganamos puntos en confort y agrado de conducción. El selector del cambio recurre a un 'simple' mando giratorio, pero también podemos ser protagonistas accionando unas levas situadas en el volante.

Dinámicamente ya avanzamos que el comportamiento del SpaceTourer es más de monovolumen que de 'furgoneta' y por eso se muestra realmente ágil incluso en zonas viradas. Apenas balancea (otra cosa son los cabeceos o efecto diligencia, mucho más evidentes), pero conviene recordar que su peso mínimo en orden de marcha es de 1.730 kilos y, por lo tanto, las inercias ya son considerables.

Quizás lo que menos nos ha gustado es la dirección, no demasiado directa, y las distancias de frenado registradas, más largas de lo esperado (65,8 metros necesitó para detenerse por completo desde 120 km/h). En este sentido también tenemos un 'culpable' en forma de unos neumáticos 215/60 R17 con sello All Season (M+S) y que van asociados al sistema Grip Control, en este caso opcional.

Este dispositivo es, básicamente, un control de tracción inteligente que modifica la electrónica del motor y del cambio con el fin de optimizar la motricidad en función del terreno. El conductor puede elegir entre cinco programas: Estandar, Arena, Todocamino, Nieve y ESP desconectado hasta los 50 kilómetros por hora. Realmente es un sistema efectivo, aunque ya avanzamos que en un futuro habrá variantes con tracción total desarrolladas por el especialista Dangel.

Nos queda por analizar el equipamiento, tan generoso que necesitaríamos mucho espacio para enumerarlo. Ahí va un adelanto de la dotación de serie: Head-up Display, faros de xenón, techo acristalado panorámico, climatizador adicional en las plazas traseras, asistente de arranque en rampa… También podemos disfrutar de avanzados sistemas de seguridad y conectividad, aunque en este caso la mayoría están disponibles en la carta de opciones.

La clave

Se trata de un monovolumen en toda regla, por tacto, dinámica, equipamiento… Por lo tanto no es un Jumpy transformado para transportar personas. Dicho esto, es la máquina perfecta para viajar con la familia a cuestas, más con la combinación del motor diésel de 180 CV y el cambio automático EAT6 que facilita mucho las cosas. El equipamiento de cara al confort abruma, pero para protegernos con los últimos asistentes en seguridad hay que pasar por caja. El precio es elevado, 52.846 euros, pero los 14.143 euros de descuento alivian…