¿Crees que conducir se limita a seguir las directrices de una serie de señales de tráfico durante un trayecto? Si es así estás muy equivocado. La vida es algo más que cumplir las normas de la nueva ley de tráfico… También tienes que saber entender lo que pasa en todo tu entorno y actuar en consecuencia con ciertos márgenes de flexibilidad.
La conducción de un vehículo conlleva también una parte importante de interpretación del contexto según la cual tienes que saber adaptarte a la situación cambiante del tráfico. Esa siempre va a ser una facultad presente en el manual de todo buen conductor.
Dan igual las señales: Si la visibilidad es baja reduce la velocidad
La Dirección General de Tráfico ha aprovechado el gran poder de difusión del que suele hacer gala en las redes sociales para recordar a todos los conductores tres casos en los que es necesario reducir la marcha a pesar de que la señalización indique lo contrario. Es decir, que es posible circular a mayor velocidad sin superar los límites marcados en dicha vía.
El primero de esos casos tiene que ver con la visibilidad. Bueno… más bien con la falta de ella. Imagina un tramo de una carretera o autopista en el que la visibilidad no sea la idónea. ¿Acaso no es de sentido común aminorar? Baja de velocidad para aumentar la precaución, por ejemplo en curvas. Olvida que la vía te permita ir a más velocidad porque siempre será preferible disminuir un poco la marcha para evitar sobresaltos.
