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Audi Q8. La estrella de Audi

Tiene tantas alternativas en su gama Audi que además de centrarse en configuraciones clásicas -berlinas, compactos, coupés, todocaminos…- puede 'hacer experimentos' mezclando conceptos para lanzar nuevos modelos al mercado. Así, por ejemplo, tener un SUV como el Q7 y un coupé de cuatro puertas como el A7 Sportback en la misma gama, le permite combinar ambos para crear el Q8; que mezcla sabiamente la versatilidad del Q7 con la deportividad del A7. Con él quieren dar respuesta a una demanda cada vez más furete en el mercado. Porque con el auge incontenible de los SUV, las marcas buscan nuevas fórmulas para seguir explotando y ampliando el filón de los todocamino y crossover. En esa tendencia, los clásicos competidores de Audi -BMW y Mercedes- lanzaron hace ya tiempo al mercado los primeros SUV coupé. X6 y GLE Coupé son, literalmente eso: SUV con una carrocería de aire coupé muy marcada que se refleja en un línea con una caída del techo en la zona trasera.

Frente a ellos, Audi opta por distinguirse con armas diferentes. Para empezar no responde a sus propuestas con un modelo de proporciones y estética coupé forzadas; sino con un SUV de aire deportivo pero acorde a los 'cánones de belleza del automóvil'. Es un todocamino, pero algo más bajo, con una ligera caída de techo en la parte trasera mucho más discreta que en sus contrincantes y que nos recuerda a un Q7 pero diferente; más joven, más agresivo, más dinámico, más deportivo.

Eso se nota, por ejemplo en sus medidas, donde los 4,98 metros de longitud, 1,99 de ancho y 1,70 de alto lo hacen ligeramente más corto, más ancho y más bajo que el Q7(5,05, 1,97 y 1,74). Unas dimensiones exteriores más comedidas pero sin perder nada en el interior; porque los 3 metros de distancia entre ejes garantizan una habitabilidad sobresaliente y las formas del techo no impiden una altura en las plazas traseras en las que mi 1,75 de altura ni roza en el techo. Y el maletero ofrece unos extraordinarios 605 litros de capacidad, que crecen hasta los 680 si adelantamos la banqueta de los asientos traseros.

La parte de versatilidad de un SUV la cumple a la perfeccion; y en la parte de coupé o de deportivo, aprovecha las virtudes del A7 Sportback con elementos vistos en la berlina deportiva, como por ejemplo la dirección progresiva, que se hace más directa según se gira el volante o el eje trasero direccional -en opción- que favorece la maniobrabilidad del coche en todo momento (ver recuadro). Si unimos la tracción quattro está claro que el comportamiento va a ser claramente más dinámico; y eso pese a que es 150 kilos más pesado que el Q7. Además respecto al A7 cuenta con la ventaja de que su altura al suelo de 254 mm le permite adentrarse donde, evidentemente este ni se lo plantea.

Añade otras características para ofrecer el mejor comportamiento, como una suspensión con regulación de dureza (de serie), aunque en opción se puede optar por la suspensión neumática adaptativa con ajuste de confort o deportivo, gracias a la cual se puede modificar la altura de la carrocería hasta 90 milímetros en función de la situación del terreno. Y cuenta con 7 modos de conducción, incluyendo uno Allroad y otro Off road para salir de las zonas más complicadas.

Motores con la última tecnología

La gama de motores refleja también las más avanzada tecnología. Llegó al mercado con el Q8 50 TDI, un motor 3.0 V6 de 286 caballos y un par 600 Nm. Y ya está disponible Q8 45 TDI con un V6 diésel de 231 caballos y el Q8 55 TFSI, con el motor 3.0 de gasolina de 340 caballos. Todos los propulsores cuentan con la tecnología Mild Hybrid con batería de 48 voltios que consigue reducciones de consumo de hasta 0,7 l/100 km. Y disponer de la etiqueta ECO de la DGT.

Con todas estas características lo que se debe esperar es un comportamiento dinámico que realmente distinga al Q8. Eso es lo que hemos tratado de averiguar en la presentación internacional de este modelo, en el desierto chileno de Atacama. Para empezar, nos ponemos al volante de la versión 55 TFSI. Las carreteras que nos van a llevar de San Pedro de Atacama -a 2.500 metros de altura- a algunos de los parajes de esta impresionante zona -hasta llegar a 4.500 metros sobre el nivel del mar- tienen de todo: pistas asfaltadas, sin asfaltar, caminos, curvas, rectas y un tobogán de subidas y bajadas… Hacemos el recorrido en caravana, con un coche que abre camino, pero con un ritmo vivo que nos permite analizar el comportamiento en una amplia variedad de terrenos; algunos de ellos -como una ruta off road- mucho más exigentes de lo que el futuro comprador de un Q8 va a recorrer nunca.

No valoramos prestaciones, porque el rendimiento del motor está condicionado por las circunstancias de extrema altitud; pero sí valoramos sensaciones. Para empezar, al volante, el Q8 no parece medir cinco metros de longitud. Aunque esencialmente la base es la del Q7 sus ligeras diferencias en volumen y dimensiones lo hacen más manejable; y con su centro de gravedad más bajo se asienta perfectamente sobre la carretera, parece más agarrado al asfalto. En marcha muestra un gran aplomo y menos inercias que el Q7. Y más vivacidad. Las suspensiones -en este caso cuenta con la neumática-, filtran muy bien aunque a veces, en carreteras con mucho bache y badenes, dan un poco sensación de ir flotando. Perfecta la dirección y los frenos, y magnífica la maniobrabilidad que ofrece el sistema de cuatro ruedas directrices. El cambio, en este caso el S tronic de doble embrague y 7 marchas, redondea un conjunto magnífico.

El siguiente es el diésel, una versión que cuenta con suspensión neumática adaptativa sport que mejora la de su hermano, pues ofrece aún mayor tacto y sensación de dureza, en absoluto incómoda, en esos lugares donde antes notábamos esa sensación de flotar. Y a las virtudes mencionadas para el gasolina hay que añadir, en el caso del diésel, un mayor empuje desde abajo, pues el par máximo se ofrece desde 2.250 rpm. Cambio rápido y preciso, en este caso el tiptronic de 8 marchas, y un confort de marcha excelente.

Motor16

Audi Q8. Tecnología a raudales

Se podría decir que el Audi Q8 lo ve todo; porque para controlar el arsenal de dispositivos de seguridad o de ayuda a la conducción de que dispone puede incorporar hasta cinco sensores de radar, seis cámaras, doce sensores ultrasónicos y un escaner láser para controlar sistemas como el control de crucero adaptativo, el asistente de eficiencia, el asistente de cruce, el sistema de alerta por cambio involuntario de carril, el asistente de bordillos o la cámara de 360 grados. Y toda esa información la gestiona a través de un controlador central zFAS que monitoriza constantemente el entorno del coche y utiliza los datos para proporcionar la mejor asistencia en todo momento.