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La subida de precios de coches nuevos continúa en 2023: ¿qué hay detrás de este aumento?

Comprar un vehículo nuevo resulta bastante más caro que hace un año. La subida en enero fue del 8,5% en comparación al mismo mes del año pasado y la tendencia es a seguir creciendo, como desvelan los últimos datos del Índice de Precios de Consumo (IPC) del Instituto Nacional de Estadística. Si ampliamos el estudio hasta 2018 puede apreciarse un aumento medio del 40% en apenas cinco años, según las cifras que maneja la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU).

La subida ha sido generalizada en todos los bienes y servicios, y el sector del automóvil no iba a ser una excepción. Las grandes subidas se han dejado notar tanto en los vehículos de lujo, como en aquellos utilitarios más sencillos.

¿A qué se debe el encarecimiento de los precios de los coches?

Hay varios motivos que pueden explicar este incremento de los precios en los coches nuevos. Como ampliaremos más adelante, además de la inflación, también se encuentran las penalizaciones por emisiones de CO2 de la Unión Europea, unas mejoras de los equipamientos, las crisis de los microchips y unos automóviles cada vez más complejos.

No obstante, entre los coches más baratos del mercado es posible encontrarse modelos de las principales marcas, sin necesidad de tener que renunciar a lo que se considera como equipamiento básico.

Reducir las emisiones contaminantes de los vehículos

Desde septiembre de 2015 todos los vehículos nuevos que se venden en Europa deben ser homologados con una nueva normativa de emisiones con el objetivo de que sean menos contaminantes. En esa ocasión se había puesto el foco sobre todo en los diesel. Eso supuso un grave trastorno para los fabricantes que se vieron en la obligación de realizar elevadas inversiones para competir con el resto de vehículos.

Mantenerse dentro de los niveles de emisiones fijados por las autoridades implicó en 2020 un encarecimiento de entre 1.000 y 2.000 euros en apenas una década.

Mayor desembolso en seguridad

Al igual que la reducción de las emisiones contaminantes tiene un coste, lo mismo puede decirse de la seguridad.  Los vehículos se preparan para proporcionar una mayor protección a los ocupantes, ya sean adultos o niños. Se incluyen de serie en la mayoría de los modelos equipamientos tecnológicos  como el limitador de velocidad, aviso de salida del carril, recordatorio de los cinturones, control de fatiga o sistemas de frenado de emergencia autónomo. Cuantas más prestaciones ofrezca en materia de seguridad, mayor será el precio del coche. Es algo a tener en cuenta cuando vayamos al concesionario.

Cambios en los gustos de los conductores

Las autoridades han forzado de alguna manera a incrementar los equipamientos de seguridad, presionando para que los coches se llenen de elementos tecnológicos, además de conseguir que los vehículos dispongan de unos complejos sistemas anticontaminación. Pero tampoco hay que olvidarse de las variaciones en los gustos de los conductores.

Durante la última década se ha detectado como los SUV se han convertido en el coche de moda, siendo el preferido por los usuarios. De hecho, encontrarás más de uno entre los mejores coches calidad precio.  En 2014 todavía no había ningún SUV entre los más comercializados en nuestro país, predominando sobre todo los utilitarios y los compactos. Se detecta un cambio importante en cuanto a las preferencias de los compradores.

Los fabricantes, en cierta medida, también se han visto empujados a encarecer el producto. Nos encontramos con automóviles más pesados, más alto y que consumen más combustible, por lo que en igualdad de condiciones expulsan más emisiones contaminantes. Ante eso, a las firmas automovilísticas no les ha quedado otra opción que invertir más dinero y recurrir al ingenio para esquivar las limitaciones por parte de Europa.

Los conductores también nos hemos vuelto más exigentes, y ya no nos conformamos con lo básico. Demandamos un mayor nivel de equipamiento, que además de seguridad proporcione confort.

Las materias primas también suben

El sector automovilístico tampoco ha conseguido sortear la crisis que llevamos arrastrando desde hace tres años. En primer lugar a raíz de que estallara la pandemia de coronavirus y cuando parecía levantar cabeza ha tenido que hacer frente a las consecuencias del conflicto de Ucrania. Una serie de factores han dificultado la distribución de los vehículos, además de encarecer las materias primas (como el paladio, níquel o el litio) y la energía, lo que también se ha traducido en un coste más alto a sufragar por parte de los compradores.