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Toyota Yaris. Se aleja de la urbe

Nuevo de arriba abajo. La cuarta generación del Yaris dará que hablar porque protagoniza un salto de gigante en todos los frentes. Sabíamos de sus avances tecnológicos, pero ahora hemos tenido ocasión de conducirlo por primera vez, aunque no llegará al mercado hasta finales de junio.

Más allá de su vistoso diseño, heredado del Yaris WRC, estrena una avanzada plataforma GA-B que dota de mayor rigidez al conjunto, optimiza el centro de gravedad y modifica la suspensión. También repercute en sus dimensiones, aumentando en 5 centímetros la anchura y rebajando en 4 la altura. La longitud se recorta apenas 5 milímetros, mientras que se incrementa 5 centímetros la distancia entre ejes. Por eso en las butacas delanteras vamos ahora más separados y sentados 21 milímetros más cerca del suelo. Se conservan los 284 litros del maletero.

El segundo punto es su sistema híbrido

También es nuevo totalmente. El motor térmico de gasolina proviene de 2.0 del Corolla. Se le quita un cilindro y listo, pero se le mete mano para que registre una eficiencia térmica del 40 por ciento. Rinde 88 CV de potencia.

El aporte eléctrico está formado por dos propulsores que suman 79 CV. El principal apoya al de gasolina en aspectos como el rendimiento o el consumo, mientras que el más modesto tiene como principal función arrancar el 1.5 Dynamic Force. La potencia total del sistema es de 116 CV, gestionados por el característico cambio automático con variador continuo. No hay modo secuencial y sí una función 'B' con mayor capacidad para regenerar energía al decelerar.

Otra novedad de peso es la batería, ahora de iones de litio, más eficiente y 12 kilos más ligera que la de hidruro a la que jubila. No hay datos homologados de su capacidad, como tampoco de consumo, aunque sabemos que el CO2 se limita a 64 g/km en ciclo NEDC.

En nuestra toma de contacto nos sorprendió la elevada rumorosidad al ralentí del motor y su agrado de conducción. Su mayor pisada, una puesta a punto y tacto general de coche más grande y su mayor rendimiento nos permiten disfrutar ahora del Yaris también lejos de la ciudad.

Su autonomía eléctrica sigue siendo anecdótica, aunque en la marca aseguran que podemos circular hasta un 80 por ciento del tiempo en cero emisiones. También aseguran que puede mantener un tiempo una velocidad de 130 km/h sólo en eléctrico, aunque para llegar ahí necesita del aporte térmico. En cualquier caso, en nuestro recorrido consumió 4,2 litros, una cifra muy atractiva porque no fue precisamente una conducción supereficiente. La mayor parte la realizamos en modo Sport -también dispone de ECO y Normal en el Drive Mode-.

Otro bastión mejorado ha sido el tecnológico en materia de seguridad. A detalles como un airbag central entre las butacas delanteras o un Head-up Display de proyección -de los buenos-, añade un control adaptativo inteligente que reconoce los límites de velocidad, mantenimiento de trayectoria, frenada autónoma con detección de peatones o ciclistas o un asistente de dirección de emergencia.

Toyota Yaris, una historia de éxito

1999. La primera generación del Yaris contemplaba carrocerías de tres y cinco puertas, y en 2000 fue galardonado con el título de Coche del Año en Europa.

2005. La segunda generación estrenaba una plataforma más grande y dinámica. Debutó con tres motores, mayor carga en materia de seguridad y asientos traseros Easy Flat.

2011. La tercera generación creció en tamaño y fue la encargada de estrenar, por fin, un sistema híbrido que le convirtió en el vehículo más barato con esta tecnología.