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Suzuki Baleno. Amplio, ligero y económico

Suzuki lanza el nuevo Baleno, un utilitario de cuatro metros -3.995 mm exactamente- que no releva al Swift, sino que le complementa como alternativa más racional en base a una superior amplitud y a una gran economía de uso. Llega con precios a partir de 14.655 euros, aunque con los descuentos aplicados roza los 11.000 euros de precio de partida, poco si consideramos que el Baleno es un utilitario práctico -sólo se ofrece con cinco puertas- y se beneficia de una garantía de 5 años o 100.000 kilómetros.

Su nueva plataforma permite aligerar la carrocería -el Baleno pesa 100 kilos menos que el Swift- y aumentar un 10 por ciento la rigidez. Además, favorece unos cortos voladizos y una distancia entre ejes mayor, de modo que el interior es amplio, con ayuda de una distribución de asientos más lógica. Destaca el generoso hueco para las piernas detrás, mientras que la anchura interior es correcta -aunque no mayor que la de rivales como Corsa, Clio o Ibiza- y la altura es generosa delante. No tanto detrás, donde los pasajeros de talla nórdica rozarán el techo. No obstante, el Baleno sí toma ventaja en cuestión de maletero gracias a sus 320 litros, que son 355 sumando el espacio existente bajo el suelo; y si abatimos el respaldo posterior, dividido en secciones asimétricas, alcanza los 1.085 litros. Como críticas, decir que el borde de carga queda alto y no hay rueda de repuesto.

Dos motores de gasolina

Convence también el Baleno por diseño y calidad, pues todo está en su sitio y no se perciben fallos de acabado. Puede que los plásticos no sean de primera, pero hay sensación de robustez. El salpicadero es vistoso, y aunque el equipamiento final depende de la variante elegida -va desde el nivel básico GL al lujoso GLX, pasando por el GLE-, llaman la atención una moderna instrumentación o la consola presidida por una pantalla táctil multifunción similar a la usada en el Vitara. Y la tecnología se extiende al capítulo de la seguridad, donde el nivel GLX incluye Radar Brake Support, que detecta riesgos de colisión con el vehículo que nos precede y actúa en consonancia: avisa al conductor, y si éste no reacciona, aplica primero el freno suavemente para aumentar la señal de alerta, llegando a frenar automáticamente con la máxima potencia para evitar la colisión.

La gama se articula en torno a dos motores de gasolina: el 1.2 Dualjet de cuatro cilindros y 90 CV de potencia, y el inédito 1.0 BoosterJet de tres cilindros y 111 CV -con turbo e inyección directa-, que nos ha gustado bastante, pues cuesta percibir su condición tricilíndrica y empuja con solvencia, aunque su mejor respuesta llega entre 2.100 y 5.900 rpm. Más allá, imposible insistir, pues el corte de inyección se produce a 6.000 rpm, por debajo incluso de la zona roja del cuentavueltas. En el caso del 1.0 se puede elegir entre caja manual de cinco marchas -acabados GLE y GLX- y automática de seis -con levas en el volante-, aquí solo con el nivel GLX. Su rendimiento está a buen nivel, pues con el cambio manual acelera de 0 a 100 km/h en 11,4 segundos y gasta 4,5 l/100 km.

En cuanto al 1.2, se puede elegir entre el GL -desde 10.905 euros- y el GLX, que eleva el precio 2.600 euros por su dotación, y porque apareja una 'sorpresa' técnica: un sistema híbrido llamado SHVS que mediante un generador de unos 3 CV de potencia -el ISG-, ayuda al motor en la fase aceleración, produce electricidad a través del freno regenerativo y arranca el motor en la función 'Start/Stop'. Acumula la energía en una batería de iones de litio ubicada bajo los asientos delanteros, y aunque no es capaz de mover el coche de forma autónoma, baja el gasto en ciudad desde los 5,3 l/100 km del 1.2 GL a los 4,7 de este 1.2 GLX ISG, homologado como híbrido. De hecho, deja la media en 4,0 l/100 km, y en 94 g/km las emisiones de CO2.

El Baleno ofrece un buen equilibrio entre confort y seguridad, pues cumple a la perfección como utilitario ideado para la ciudad y los viajes por carretera a ritmos turísticos, ya que su ligereza permite sacar provecho de la potencia del motor, especialmente con el 1.0 bajo el capó. Desde un punto de vista más 'dinámico' podríamos señalar que el tacto de la dirección no es óptimo, o que sólo el acabado GLX apareja discos de freno en las cuatro ruedas -los acabados inferiores se conforman con tambores traseros-, pero la estabilidad es bastante buena.