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Centenario Citroën. La celebración del Siglo

Clubs y particulares, forofos de la marca francesa, reunieron casi cinco mil ejemplares icónicos en la multitudinaria fiesta con la que fabricante y entusiastas de Citroën celebraron los cien años de una marca que cuenta con el mayor número de vehículos clásicos de la historia del automóvil distribuidos por el mundo.

Vehículos de todas las épocas, arropados por más de diez mil coleccionistas y más de cincuenta mil asistentes se dieron cita en la extensa finca ubicada en La Ferte Vidame, una parte de la cual sirve a Citroën para poner a punto sus modelos en una pista de pruebas que funciona desde los años treinta del siglo pasado.

Pasado con proyección de futuro

Asistencia multitudinaria en un evento, que expresa la «identidad popular de Citroën, una marca que inspira a todas las generaciones y cuenta con modelos de leyenda que marcaron la historia y la convierten en una de las marcas más coleccionables del mundo», puntualizaba Linda Jackson, la CEO de la firma, en el banderazo de salida del «Encuentro del Siglo». Recordando también las hazañas deportivas de Citroën y recalcando los nuevos prototipos, también presentes, que «ilustran la constante voluntad de Citroën de proyectarse en el futuro».

Respuesta multitudinaria

Y en cuanto a la retrospectiva de las diez décadas transcurridas desde que vio la luz el pionero Type A en 1919, en los extensos jardines del «chateau» francés, y convenientemente alineados por modelos y épocas, compartían protagonismo los Citroën más emblemáticos, perfectamente conservados por sus propietarios, con algunas piezas únicas, como los carismáticos Traction y Rosalie o los tres 2CV enterrados en la contienda mundial para evitar que cayeran en manos de los invasores alemanes, acompañados por una extensa representación de coches que hicieron historia en la competición y los Citroën más actuales.

Espacio aparte, la venta de recambios y accesorios, transformaciones, mercadillo de objetos relacionados con la marca, preparaciones especiales y restauraciones impecables completaban el espacio de exposición, en un ambiente de música en vivo, puestos de comida y zona de juego para los niños.