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Los mayores de 65 años podrán continuar conduciendo. Y no porque lo diga la DGT

La Dirección General de Tráfico (DGT) es consciente de que los conductores mayores de 65 años a menudo poseen una valiosa experiencia acumulada a lo largo de décadas al volante. Esta experiencia no solo se traduce en un manejo más seguro y prudente, sino que también les permite anticiparse a situaciones de riesgo y tomar decisiones más acertadas en la carretera. Estudios han demostrado que la experiencia es un factor clave en la reducción del riesgo de accidentes, ya que los conductores mayores tienden a ser más conscientes de sus limitaciones y a adaptar su conducción en consecuencia.

Además, la movilidad es fundamental para la calidad de vida de las personas mayores. La capacidad de desplazarse de manera autónoma les permite mantener su independencia y participar activamente en la sociedad. Privar a los mayores de 65 años de su derecho a conducir sin una justificación médica clara podría limitar su acceso a servicios esenciales, actividades sociales y oportunidades de ocio, lo que podría afectar negativamente a su bienestar emocional y físico.

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Equilibrio entre seguridad y libertad

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Si bien es importante garantizar la seguridad vial para todos los usuarios de la carretera, también es fundamental equilibrar este objetivo con el respeto a los derechos individuales y la autonomía de las personas mayores. Imponer restricciones arbitrarias a los conductores mayores únicamente en función de su edad podría considerarse discriminatorio y limitar su libertad de movimiento.

En lugar de centrarse exclusivamente en la edad cronológica, es importante evaluar la capacidad de conducción de cada individuo de manera objetiva y basada en criterios médicos y psicológicos. Esto podría incluir pruebas de visión, audición, capacidad cognitiva y reflejos, así como evaluaciones periódicas de habilidades de conducción.