Pues prácticamente te estás contestando solo, ya que con el kilometraje que nos indicas que haces (unos 12.000 al año), lo cierto es que la versión de gasolina te resultará más rentable de cara a amortizar la inversión. Las dos opciones de 90 caballos llegan por caminos diferentes, ya que el 1.4 TDI recurre a un bloque de tres cilindros en línea, mientras que el 1.2 TSI ya es un cuatro cilindros.
No vamos a discutir que el propulsor de gasolina es más refinado, suave y agradable en su funcionamiento, que lo es, pero tampoco entendemos (no nos dices si los has probado) que des la espalda al TDI tricilíndrico sin más. De hecho, toda la gama diésel del Polo recurre a bloques de tres cilindros, algo más ásperos en el día a día, pero ciertamente resolutivos y eficientes de cara al rendimiento y al consumo. Dicho esto, nosotros te recomendamos el 1.2 TSI, que con el cambio DSG de siete relaciones se traduce en un ahorro de 1.640 euros con respecto al TDI con la misma caja de doble embrague. Con el precio actual de los carburantes, lo cierto es que para amortizar esa diferencia deberías recorrer la friolera de 160.564 kilómetros y, según tu kilometraje anual, necesitarías algo más de 13 años para completarlo.
Por lo tanto, no hay dudas posibles. Tu coche es el TSI de 90 caballos, por economía y amortización. Además disfrutarás de un tacto más refinado y confortable en el día a día. Valora también el 1.0 TSI BlueMotion de 95 CV, bastante mas barato y eficiente, pero es un tres cilindros y no contempla DSG.