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DGT: cómo entrar y salir de una glorieta para que no te multen nunca

Pese a que en las rotondas solemos ir a una velocidad reducida, el número de siniestros es muy elevado a día de hoy, como si se tratara de un mal endémico de estas vías desde hace 45 años. Según un informe de Automovilistas Europeos Asociados, el 10 % de los accidentes con víctimas se producen en las glorietas. Las estadísticas son contundentes e invitan a la reflexión: de 2015 a 2019, por ejemplo, se registraron 45.000 siniestros, con un saldo total de 317 fallecidos y más de 58.000 heridos graves.

Una rotonda se define como plaza de circulación giratoria. Siempre, precedida e indicada con señal R-402, que es circular de fondo azul y tres flechas blancas formando un círculo que nos indica el sentido obligatorio giratorio que deben seguir los vehículos. Ahora bien, saberse la definición está genial, pero hay que seguir ahondando en la teoría para conocer mucho más sobre un punto tan importante de nuestras vías.

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La salida de la glorieta, momento clave

La norma es clara. Debes salir obligatoriamente por el carril exterior. No se puede abandonar la rotonda desde los interiores pues esa aparatosa ‘cruzada’ puede provocar una colisión con otros vehículos. Es decir, el proceso es el siguiente: cuando circulas en los carriles interiores, antes de tomar de salida debes cambiarte al exterior o irte posicionando hasta llegar al mismo, indicando este movimiento al resto de usuarios con el intermitente. Usa el intermitente también para indicar que saldrás de la rotonda, de forma que seas totalmente predecible para el resto.

Por cierto, si no te da tiempo a seguir estos pasos, la DGT recomienda que se de otro giro para buscar la colocación adecuada. Según la DGT, el 45 % de los usuarios sale de una rotonda desde el carril interior y el 15 % «traza rectas» en las mismas.