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El día que Rosberg machacó a Hamilton y Alonso sacó petróleo

En muchas ocasiones, las victorias no solo cuentan por su valor intrínseco, sino también por el con que se consiguen y el valor que adquieren en un momento dado. Fue el caso de Nico Rosberg en el Gran Premio de Singapur. Porque no se trató de un triunfo más. El alemán ganó de forma aplastante a Lewis Hamilton y con un valor psicológico añadido en la lucha por el título que ambos mantienen. Mientras, Ferrari volvía a darse tiros en el pie.

Tras el Gran Premio de Alemania, Hamilton parecía que jugaba a placer con Rosberg. Había roto la racha con la que el alemán arrancó en la temporada, y le superó hasta alcanzar los diecinueve puntos de diferencia en la clasificación general. Los pronósticos en la prensa internacional al hacer balance de la primera parte de la temporada mostraban a un Hamilton que parecía deslizarse por un tobogán hacia su cuarto título, con un Rosberg impotente y sin capacidad de respuesta.

Rosberg cambia la racha

Tras Singapur, el alemán ha logrado su primera victoria en un trazado donde Hamilton ha brillado como en pocas pistas. También le supera en la clasificación general por ocho puntos. El británico no ha ganado todavía desde Alemania. Y, sobre todo, Rosberg fue neta y brutalmente superior en Marina Bay.

Hamilton nunca se encontró cómodo este fin de semana. Perdió tiempo con la puesta a punto, no pudo aprovechar el trabajo en pista durante el viernes y sábado, tampoco mostró su habitual ritmo de los sábados, Rosberg le arrasó en el Q3 y durante la carrera hasta parecía un piloto frágil. Solo el error final de Ferrari en la parada final con Raikkonen le otorgó un podio que se antojaba lejano. En el otro lado, Rosberg había logrado el sábado 'una de las tres mejores vueltas de mi vida', gestionó sin el menor error una carrera difícil con la gestión de frenos al comienzo, la vigilancia a Ricardo durante la prueba, y la respuesta final ante el ataque del australiano.

Pero, sobre todo, en Marina Bay Nico Rosberg se reivindicó en las antípodas de aquel impotente piloto de julio. Confirmó que tiene respuesta a Hamilton para luchar por el título. Psicológicamente, el Gran Premio de Singapur hubo de ayudarle a comprender que, al igual que podía ganar por primera vez en esta pista también puede ser por fin campeón del mundo. Solo un apunte: vista la tendencia de estas dos últimas temporadas, los ciclos alternativos de victoria que han vivido cada uno en el arco de cada temporada invitar a recordar que aún cabe esperar una contundente respuesta de Hamilton. Mejor para el campeonato.

Mientras tanto, Ferrari tiró por la borda la gran remontada de Sebastian Vettel con el cebo que se tragó de Mercedes ante el último cambio de neumáticos. En su mejor actuación en 2016, Kimi Raikkonen perdió un merecido podio. Y resulta inevitable que sobrevuele nuevamente la sensación de que harán falta varios años todavía para que Ferrari vuelva a ser campeón del mundo algún día.

Cara para Alonso, cruz para Sainz

Para los españoles, también hubo una doble cara en Marina Bay. McLaren y Toro Rosso mantienen un particular duelo por la sexta posición del campeonato. El enfrentamiento iba a ser directo en la pista dado el rendimiento inesperado del monoplaza italiano. El equipo británico llevaba las de perder ante el ritmo de STR11 viernes y sábado, con una sensacional actuación de Sainz en el Q3. Pero la fortuna, nuevamente, no acompañó al piloto de Toro Rosso. La salida, la avería de la unidad de potencia…

En la otra cara de la moneda, Alonso supo robar la cartera al equipo italiano, arañando más puntos a sus dos pilotos en una pista que se antojaba poco propicia el sábado. Entonces el español hablaba de 'limitar daños' ante un equipo teóricamente superior, pensando en el resto de la temporada. Al final, recordando también el quinto de Alonso en Mónaco en un circuito donde el piloto adquiere una singular relevancia sobre la máquina, también en Marina Bay terminó justo por detrás Mercedes, Red Bull y Ferrari. Al final no solo logró limitar daños. También, él solo, se los inflingió a Toro Rosso.