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Mercedes 540K, un coche único

Largo tiempo descuidado por algunos grandes fabricantes, el patrimonio histórico de las marcas es ahora objeto de la máxima atención por la totalidad de ellos, que le dedican medios ingentes a sabiendas de la positiva repercusión que tiene en su imagen.

Hace 40 años, era prácticamente imposible ver un Auto Union de Gran Premio, a excepción de un chasis semidesnudo en un museo científico alemán. Hoy, Audi se ha hecho con las pocas unidades supervivientes y las conserva en un estado envidiable. Este ejemplo no es el único. Hace unas semanas, Jaguar anunciaba la sorprendente fabricación de 6 unidades del mítico Tipo E Lightweight para completar una serie inacabada de los años 60.

Objetivo: mantener el patrimonio

Generalmente, estas actividades para recuperar la historia del automovilismo dependen de los medios de cada marca. Las hay que, pese a las dificultades económicas pasadas en algunas etapas, siempre se han esforzado por mantener vivo su patrimonio; Citroën, Opel, Seat, Skoda… son buenos referentes. Y si creáramos un hipotético podio de la cultura automovilística, Mercedes-Benz ocuparía uno de sus escalones.

Es precisamente Mercedes-Benz la que salta ahora a la actualidad. Tras sus últimos lanzamientos en los que la aerodinámica ha marcado nuevas referencias, la marca de la estrella ha reconstruido un modelo único de su antigua gama: un 540 K Stromlinien Limousine del año 1938 y 5,2 metros de longitud. El 540 era el buque insignia de Mercedes-Benz en la época, y el departamento de Desarrollo, con el ex piloto de Gran Premio, Max Sailer, a la cabeza, desarrolló una versión única con una carrocería de aluminio diseñada por Hermann Ahrens para lograr la mejor penetración en el aire. Ensayos realizados actualmente en el túnel de viento de Mercedes-Benz han acreditado un coeficiente Cx de 0,36 en el modelo reconstruido.

Conocido por algunas imágenes de época, hoy se han sabido todos los detalles de la agitada vida de este 540 K hasta su restauración recientemente finalizada. El coche fue adquirido por el fabricante de neumáticos Dunlop (Deutsche Dunlop Gummi Comp. AG) para realizar evaluaciones de resistencia. Entonces, los neumáticos eran el componente más frágil de un automóvil, y Dunlop tendría así un vehículo capaz de probarlos a elevadas velocidades de crucero de 165-170 km/h, siendo su punta de 185 km/h. Con su motor 5 litros de 8 cilindros sobrealimentado por compresor, la potencia máxima del 540 K era de 180 CV.

Dos años y medio de restauración

Tras ser utilizado para pruebas de neumáticos, el 540 K sobrevivió a la guerra de 1939-1945, y fue utilizado por un oficial estadounidense. Posteriormente volvió a manos de Dunlop, y más tarde de Daimler Benz para ser catalogado en el museo de la marca a mediados de los años 50. Su proceso de restauración no se acometió hasta comienzos del año 2012. Desde entonces, solamente reconstruir la carrocería ha requerido más de 4.800 horas de trabajo, empleándose los mismos medios asistidos por ordenador que en un diseño moderno.

En definitiva, un trabajo ingente para recordar que hace 75 años la aerodinámica era ya una de las prioridades de la marca.