En las líneas que siguen, nos proponemos desgranar una temática esencial para la seguridad vial, tan propia en el cambiante clima que a menudo nos acompaña en nuestras carreteras ibéricas. Cuando las nubes tamizan el sol y las primeras gotas de lluvia empiezan a golpear el asfalto, la prudencia ha de redoblarse. La Guardia Civil de Tráfico, en su incansable labor preventiva y formativa, nos brinda un trío de recomendaciones de peso para mantenernos a salvo ante estas condiciones adversas. Con especial atención en la visibilidad, el control del vehículo y la distancia de seguridad, este cuerpo de seguridad busca minimizar los riesgos a los que nos enfrentamos tras el volante.
COMO PERLAS SOBRE EL ASFALTO: TU VISTA AL FRENTE

Una vez que el cielo se enturbia y la lluvia comienza a caer, la visibilidad se reduce notablemente. La Guardia Civil de Tráfico advierte que el primer consejo es garantizar una visión clara: mantener los limpiaparabrisas en buen estado es crucial. Si las gomas están desgastadas no evacuarán eficientemente el agua, impidiendo una correcta visualización de la carretera y sus peligros. Asimismo, es pertinente revisar que el nivel de líquido limpiador esté completo y que funcione correctamente, ya que la suciedad y las partículas que lleva consigo la lluvia pueden adherirse al cristal, dificultando aún más la visión. También es importante no olvidar el uso adecuado de las luces de cruce para hacernos más visibles a otros conductores; el sentido de la medida es sencillo y doble: ver y ser vistos.
La Guardia Civil también sugiere revisar el estado de los faros y pilotos, elementos a menudo subestimados, pero que juegan un papel vital en nuestra seguridad. Un faro empañado o un piloto defectuoso pueden restar efectividad a nuestra iluminación. Por último, hay que tener en cuenta que la lluvia intensa y el spray que levantan otros vehículos pueden formar una especie de cortina visual. Por ello, es vital mantener la calma y reducir la velocidad para reaccionar a tiempo ante cualquier imprevisto.
MANTENER LA TRAVESÍA FIRME: EL DOMINIO DEL VOLANTE PRIMORDIAL PARA GUARDIA CIVIL
El segundo consejo se centra en la conducción propiamente dicha. Al sentir las primeras gotas sobre el asfalto, es imprescindible moderar la velocidad y aumentar la concentración al máximo. La lluvia, especialmente durante los primeros minutos, mezclada con el polvo y la grasa acumulada en la carretera, crea una capa extremadamente resbaladiza. En estos momentos, los neumáticos pierden adherencia y cualquier maniobra brusca puede convertirse en un peligroso deslizamiento o, peor aún, en aquaplaning.
Para enfrentarse a esta superficie traicionera, la Guardia Civil recomienda tener especial cuidado con el mantenimiento de los neumáticos. Una banda de rodadura en buen estado y la presión correcta son esenciales para garantizar la evacuación óptima del agua y evitar perder el control del vehículo. Además, es crucial practicar una conducción suave, evitando aceleraciones y frenadas bruscas y los giros drásticos del volante, que podrían desencadenar reacciones imprevistas del coche.
LA PRUDENCIA SE MIDE EN METROS: LA DISTANCIA SEGURA

El tercer consejo, y no por ello menos importante, es mantener una adecuada distancia de seguridad con el vehículo precedente. En condiciones de lluvia, el espacio necesario para una detención segura se multiplica. Recordemos que, sobre mojado, la distancia de frenado puede ser hasta el doble de lo que sería en seco. La anticipación se convierte entonces en nuestra mejor aliada; estar atentos a las luces de freno de los coches que nos preceden y a la evolución del tráfico nos brindará un valioso margen para reaccionar.
La Guardia Civil aconseja utilizar la regla del tiempo para calcular esta distancia: el lapso que transcurre entre que el coche de delante pasa por un punto fijo y nosotros alcanzamos ese mismo punto debería ser, al menos, de tres segundos. Esta medida de tiempo es fácil de estimar y ajustar según las condiciones de la vía y la intensidad de la lluvia. Un margen superior incrementará nuestra seguridad y la de los ocupantes del vehículo, dando testimonio de una conducción responsable y preventiva, valores que la Guardia Civil de Tráfico siempre promueve.
Cerramos este artículo recordando que el respeto a estas prácticas no solo protege nuestra integridad, sino que es una muestra de civismo y un requisito para la convivencia armoniosa en la red viaria. Sigamos rodando con precaución para disfrutar de la carretera con la seguridad como nuestra fiel compañera de viaje.
CHECKLIST PREVIO: ANTES DE ESCAPAR DE LAS NUBES
Antes de partir, es de sabios dedicar unos minutos a revisar el estado general del vehículo. La vestimenta del coche, es decir, los neumáticos, debe ser adecuada para el clima que afrontaremos. Utilizar ruedas con la banda de rodadura adecuada y comprobar su presión son líneas que figuran en cualquier manual de conducción y son, obviamente, extensibles a la preparación para la lluvia. Vale la pena considerar, si el clima lo amerita, la utilización de neumáticos diseñados para la lluvia o incluso todo tiempo, cuya composición y diseño están orientados a mejorar el agarre en superficies mojadas.
Prosiguiendo con nuestra lista, un vistazo exhaustivo a los elementos de seguridad pasiva es recomendable. Nos referimos a elementos como los airbags, cinturones de seguridad y los sistemas de retención infantil. Aunque no estén directamente relacionados con la conducción bajo la lluvia, son de vital importancia ya que en el caso de un accidente reducen significativamente las consecuencias. Además, es imprescindible asegurarse de que tanto la documentación del coche como nuestra propia licencia de conducir estén al día y a mano.
EL ARTE DE ANTICIPAR: LA TÁCTICA DEL CONDUCTOR PREVENIDO

Más allá del control del vehículo y de las distancias, existe una estrategia de conducción que podría denominarse ‘la anticipación’. Este concepto repercute directamente en nuestra capacidad de reacción ante cualquier eventualidad que pueda surgir en carretera. El hecho de mantener una alta capacidad de observación y un constante chequeo de retrovisores nos permitirá prever con mayor efectividad las acciones de otros conductores. Dado que la lluvia limita nuestra percepción espacial y temporal, anticiparse es, sin duda, un recurso valioso.
En esta misma línea, adecuar la ruta o el horario de viaje puede ser una decisión acertada. Si es posible evitar la circulación en momentos de mayor precipitación o elegir vías menos propensas a sufrir embotellamientos o acumulación de agua, no deberíamos dudar un instante. Aquí, la tecnología juega a nuestro favor: aplicaciones de navegación y meteorológicas pueden ofrecernos información real-time para modificar nuestros planes en consecuencia.
COMPARTIENDO PISO: EMPATÍA Y COORDINACIÓN EN LA CARRETERA MOJADA
En última instancia, debemos recordar que compartimos el asfalto con otros actores: automóviles de distinto tamaño, motocicletas, ciclistas y peatones. Cada uno de ellos enfrenta desafíos particulares cuando el cielo se deshace en lluvia. Los usuarios de motocicletas y scooters, por ejemplo, están más expuestos y la lluvia no solo reduce su visibilidad sino que complica aún más la estabilidad de su vehículo. Por ello, es obligación moral y legal del resto de los conductores brindarles un margen de seguridad adicional.
En cuanto a los peatones, cruzar calles mojadas o caminar por aceras resbaladizas los pone en una situación vulnerable. Como conductores, debemos ser particularmente cautelosos en las zonas de cruce y en las proximidades de las aceras, reduciendo la velocidad y estando preparados para detenernos si fuera necesario. La empatía al volante cobra especial importancia, y nuestros gestos de cortesía y respeto pueden evitar incidentes y mejorar la convivencia vial.
Cerramos con un llamado a la reflexión y a la responsabilidad compartida. Cumplir con los deberes de revisión y mantenimiento del vehículo, adaptar nuestra conducción a las condiciones de la carretera y ejercitar la empatía hacia el prójimo, son más que líneas en un manual de buenas prácticas. Son el testimonio de una actitud de vida que valora por encima de toda la seguridad y el bienestar propio y ajeno. La experiencia nos dice que la prudencia es el mejor paraguas ante la incertidumbre del clima y el tráfico. Con estos consejos bien presentes, el trayecto, llueva o relampaguee, se torna más seguro y sereno para todos.