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Audi RS 4 Avant. Te envenena…

Hasta que han ido llegando al mercado coches eléctricos de más de 200 caballos, esas aceleraciones desde parado o maniobras de adelantamiento que te dejan sin aliento, te pegan contra el respaldo del asiento y dibujan una amplia sonrisa en tu cara mientras el estómago se te encoge, estaban reservadas exclusivamente a superdeportivos como este Audi RS 4 Avant que hoy probamos. Pero a pesar de los que han llegado, y sabiendo de antemano todos los que llegarán a partir de ahora, lo que está claro es que ninguno de esos deportivos alimentados por cable y necesitados de un enchufe para moverse en silencio te dejarán los recuerdos, las sensaciones o las emociones que transmite un deportivo de gasolina de 450 caballos. Un pura raza que suena a gloria -sobre todo si pagas los 1.640 euros del escape deportivo- a medida que avanza como una exhalación parando el crono en 4,1 segundos al alcanzar los 100 km/h desde parado.

Le faltan 40 euros para llegar a los 100.000

El motor V6 Biturbo del Audi RS 4 Avant sube de vueltas bramando como un descosido hasta las 7.000 rpm, y la sensación, difícil de transmitir si no se ha experimentado antes, es la de ir a lomos de un cohete pero con imponentes baquets de piel y con un panorama frontal, en cuanto a instrumentación se refiere, similar al que puede visualizar desde su puesto de mando el piloto de un avión de combate. Con estos argumentos recorremos los primeros metros a bordo de esta fiera camuflada de familiar. Y no es un detalle baladí, ya que justo esa carrocería asociada a un uso familiar y a un espacio especialmente generoso es la que convierte a este Audi en un genio multidisplicinar que gana enteros desde el momento en que te das cuenta de que vale para casi todo. Tracción total, un maletero de casi 500 litros ampliables, 450 caballos de potencia, prestaciones descomunales, calidad de la buena… y una conducción que no plantea ni una sola pega si de lo que se trata es de ir callejeando o soportando un atasco en territorio urbano. Y como muestra de esto último, un botón: en modo Comfort, y pisando con suavidad el acelerador desde parado, el cambio Tiptronic de convertidor de par es capaz de engranar marchas una detrás de otra hasta sexta en menos de 75 metros. Y cuenta incluso con el sistema Stop/Start para reducir el consumo en esas condiciones inhumanas, sobre el papel, para un deportivo con pedigrí como es el RS 4 Avant. En cambio, por lo que hay que pagar es por el sistema Dynamic Ride Control, una suspensión regulable muy recomendada para lograr ese uso combinado que tanto se va a valorar, aunque la broma cueste 2.665 euros, a sumar a un precio final de casi seis cifras del que más tarde hablaremos.

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El RS 4 Avant recién llegado al mercado adopta un lenguaje visual revisado y un nuevo sistema operativo MMI touch que ahora incorpora pantallas específicas RS. Y ya que hablamos de esas míticas siglas, hay que destacar que en el nuevo modelo el conductor puede activar los modos RS1 y RS2 del Audi Drive Select directamente a través del nuevo botón 'RS Mode' del volante multifunción, que a su vez selecciona las pantallas específicas para esos modos deportivos. El RS1 activa el programa deportivo cogiendo el nuevo atajo y evitando seguir el proceso tradicional, algo más lento. Pero si por experiencia, condiciones o ganas nos venimos arriba, podemos incluso seleccionar desde el volante el modo RS2 personalizable, que hace lo mismo que el RS1 pero a medida, sumándole además la desconexión de ayudas como el Control Electrónico de Estabilidad. Ni que decir tiene que en ese modo conviene medir a conciencia la presión sobre el acelerador, aunque es cierto que con la tracción total dotada de diferencial mecánico central, con un buen calzado -como lo estaba nuestra unidad- y con esa suspensión opcional, y acompañado todo de unos discos cerámicos delanteros que son eficaces a más no poder -opción de casi 9.000 euros-, se logra que conducir el RS 4 Avant a ritmo algo más que alegre sea relativamente sencillo, pero sobre todo absolutamente eficaz y seguro. Y han aumentado de tamaño en el volante las levas de cambio, que ayudan a que la experiencia RS se consolide y convenza a un conductor entregado desde el minuto uno y al que poco hay que convencer de nada.

Ni siquiera habrá que persuadirle de pagar esta joya, aunque la eterna pregunta siempre planea cuando probamos un coche que se sale de la norma. Y en este caso el Audi RS 4 Avant se desmarca por combinar con una magia y un arte especiales, aspectos tan dispares como la máxima deportividad con la practicidad propia de un familiar. Pero… ¿merece le pena gastarse 100.000 euros en un coche por muy bueno que sea? Y visto lo visto la respuesta es afirmativa, independientemente de que el cliente de este tipo de coches sabe lo que quiere, sabe lo que cuesta, sabe lo que gasta y no le importa, dispone del dinero y difícilmente se le va a quitar la idea de la cabeza hasta que no lo guarde en su garaje.

LA CLAVE

Entre tanto modelo electrificado da gusto probar fieras de gasolina del nivel de este Audi RS 4 Avant analizado. Claro que hay que tener una cuenta bien saneada porque barato no es y gastar, gasta. Sin embargo, es de esos coches con los que decides tomar siempre el camino más largo. Y nunca te va a decepcionar.