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Lo que piden los padres del Tesla Cybertruck a quienes ‘torturan’ a sus pick-up eléctricos

La escalada de experimentos sobre el Tesla Cybertruck por parte de sus propietarios que han inundado las redes sociales se ha convertido en un clamor en las entrañas de la marca y desde los organismos de ingeniería se han manifestado en contra.

Quizás, y recordando la presentación de la pick-up de Tesla, evento en donde el propio Elon Musk vio como una bola gigante de acero maltrataba su prototipo, y la condición descrita de casi indestructible, tenga mucho que ver en la actitud de los usuarios para con la futurista Cybertruck. O es que realmente es tan dura y resistente, que los mas forofos y desalmados, pretenden maximizar sus perfiles en redes, atentando verdaderamente contra el coche a costa de cualquier precio y método.

Debido a esto, el ingeniero jefe del todoterreno, Wes Morrill, no quiso guardar silencio y expresó su frustración ante el continuo maltrato al vehículo por parte de los propietarios y aficionados, instándolos a detener las pruebas extremas que miden su resistencia a los golpes, patadas, martillazos, fuego e incluso disparos con diferentes armas y calibres.

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A falta de que le lancen un BGM-109Tomahawk

Los videos que circulan en línea muestran al Cybertruck enfrentando torturas que incluyen golpes con martillos, patadas, e incluso pruebas de fuego. En uno de los casos más extremos, un propietario decidió probar la resistencia del parabrisas sentándose sobre él, lo que resultó en una fractura que se convirtió en viral. Otro video muestra al Cybertruck siendo sometido a disparos con balas de diferentes calibres, poniendo a prueba la afirmación de Musk de que las puertas delanteras son a prueba de balas.

Estos actos de valentía o temeridad, según se mire, han llevado al ingeniero jefe de Tesla, Wes Morrill, a expresar su frustración y preocupación. Morrill ha hecho un llamado a la comunidad para detener estas pruebas extremas, argumentando que, aunque el Cybertruck es resistente, no debería ser sometido a abusos innecesarios.

La preocupación de Morrill no es infundada. Más allá del espectáculo y la curiosidad que estos experimentos puedan generar, existe un riesgo real de daño al vehículo que podría resultar en largas esperas para obtener piezas de repuesto. Además, estas pruebas ponen en duda la seguridad de los propios usuarios y de aquellos que los rodean.