comscore

Con Ford en el Dakar: la inagotable ambición de Carlos Sainz por ganarse a sí mismo

Carlos Sainz cerrará un círculo en su dilatada carrera deportiva. No el de su larga trayectoria, porque ya nadie pone fecha a su retirada como piloto, sino el de su reencuentro con Ford, Malcom Wilson y M-Sport. El quinto Dakar es la nueva meta, así como lograrlo con el fabricante americano, con quien ya compitió en los primeros compases de su carrera

Quienes pensaban que Sainz se despediría tras su cuarta victoria dakariana se equivocaban. El español mantiene la llama competitiva a sus 62 años, dando cuerpo a un caso sin precedentes en el automovilismo. ¿Dónde están los Kankkunen, Makkinen, Auriol, Gronholm, Delecour, Schwarz, Wilson, McRae, Burns y muchos de sus rivales del Mundial de Rallies? Excepto Sebastian Loeb, que sigue compitiendo con Sainz, pero llegó al Mundial cuando el español estaba de retirada.

EuropaPress 5679664 wilson malcolm gbr m sport team chairman portrait during the stage of the Motor16

“Estoy muy ilusionado con este nuevo proyecto del Rally Dakar. Volver a trabajar con Ford por cuarta vez, y volver a M-Sport, con Malcolm Wilson, a quien conozco muy bien, es genial”, apuntaba Carlos Sainz en el comunicado oficial de su fichaje “Mi historia con Ford se remonta al año 87, y creo que fui el primer piloto de fábrica de Malcolm y estoy muy orgulloso de ello”.

Con Ford debutó Carlos Sainz en el Mundial de Rallies

Sainz llamó la atención cuando ese joven piloto español desconocido a nivel internacional lograba la victoria en Estoril, el primer tramo del Portugal 1987. En el San Remo del año siguiente humillaba con su Ford Cosworth RS a toda la armada Lancia durante la primera jornada, actuación que le valió su fichaje por Toyota.

En 1996 también compitió con un Ford Cosworth, pero fue en 2000 cuando Sainz se reunión con M-Sport, la estructura creada por Malcom Wilson tras su retirada de los rallies, y que defendía los colores oficiales de Ford con el Focus. Y aunque consiguió dos victorias (Argentina y Chipre), nunca pudo aspirar al título con la marca americana. El Dakar puede ser la revancha. Junto con la Fórmula 1 y Red Bull en 2026, este será el segundo gran programa y objetivo de la marca americana en su retorno al máximo nivel del automovilismo deportivo.

Sainz batía por tercera vez su propio récord de veteranía en la reciente victoria con Audi. Con este contrato, confirma su inagotable pasión por la competición y su vocación hacia el desarrollo técnico de una máquina de carreras. Ahora le toca el turno al nuevo Raptor, que Ford quiere mantener de momento deliberadamente oculto. Cabe recordar que Sainz ha llevado al triunfo a los cuatro fabricantes diferentes con los que ha competido el Dakar, cuyas monturas ha desarrollado desde la base.

Coche que toca, coche que gana

Sainz aterrizó en el Dakar en 2006 con Volkswagen. Hasta 2010 no pudo ganar, a pesar perder un año antes perdió la victoria cuando marchaba líder destacado a falta de tres jornadas. La primera vez que el español se subió al Touareg en unos entrenamientos privados pidió a sus ingenieros una transformación total de la puesta a punto de las suspensiones que usaban hasta ese momento los pilotos oficiales, Bruno Saby y Jutta Kleinschmidt. Bajo casi un segundo sus tiempos.

Tras dos años con un buggie de SMG y sin programa oficial, Sainz fichó por Peugeot. Sus ingenieros diseñaron un 2008, mezcla de 4×4 y ‘buggie’ tras estudiar el reglamento, decantándose por un híbrido entre ambas categorías. Desde el primer momento el madrileño rechazaba la filosofía del coche, y piloto y copiloto (Lucas Cruz) terminaron dando vueltas de campana en aquella edición de 2014.

“Bruno, tú quieres ganar el Dakar, ¿verdad? Entonces escúchame por favor, déjame ayudarte”, le rogaba Sainz a Bruno Famin, el responsable del proyecto, y hoy del equipo Alpine de Fórmula 1. El español perseguía una nueva filosofía de la máquina dakariana francesa, hasta el punto de llegar plantearse abandonar el equipo antes de finalizar el contrato.

“Llevados hasta el límite”

“Carlos Sainz está increíblemente orientado hacia los objetivos y trabaja de forma muy estructurada”, había declarado el responsable de Volkswagen Motorsport, Kriss Nissen, tras su experiencia con Sainz ya la victoria el fabricante alemán. “Todo el mundo en el equipo le respeta por su naturaleza y resultados, aunque no es fácil para los mecánicos e ingenieros ser permanentemente llevados hasta el límite de su rendimiento”.

Cabía imaginar que Sainz repetía la historia también en el seno de Peugeot. El español dirigió la evolución técnica del 2008 DKR hasta en el diseño del neumático con Michelin. Ganó su segundo Dakar en 2018, el último del fabricante francés en la prueba.

“Peugeot ya había ganado en dos ocasiones, pero la cantidad de trabajo que habíamos puesto en el coche desde hace cuatro años fue sido brutal, y es una recompensa merecida» declaraba el español al terminar aquella edición, confirmando una vez más una de sus grandes virtudes: la involucración exhaustiva en el desarrollo técnico de un coche de carreras.

Tras Peugeot llegó Mini. «La primera vez que lo pilotó Carlos en mayo, configuró de tal manera la suspensión que hizo al coche un segundo más rápido en el mismo recorrido”, contaría después Sven Quandt, el responsable de la marca alemana. “Si el año pasado Mini hubiera corrido el Dakar con un piloto con la experiencia de Carlos y esta suspensión, el resultado bien podría haber sido diferente». Sainz también ganó con Mini su tercer Dakar.

El gran desafío de Carlos Sainz con Audi, también

Llegó entonces el mayor desafío técnico que esta prueba ha visto pasar por su arena y pistas. Audi se atrevió con una sofisticada montura, el RS Q e-tron, equipado con un motor de combustión y tres eléctricos, de enorme complejidad que incluso seguía sorprendiendo al Sainz seguía sorprendido antes de comenzar esta pasada edición. También lideró su desarrollo dinámico. Cuando parecía que Audi se despedía del Dakar sin victoria por primera vez en su historia en el deporte automovilístico, llegó el cuarto triunfo. En las dos anteriores también había sido el más veterano en ganar de toda la historia de la prueba

Sainz se dirigía a la presentación de Audi para el pasado en Madrid cuando alguien le preguntaba si no era el mejor momento para decir adiós tras la pasada edición del Dakar. “No es el momento”, contestaba el propio Sainz. Luego llegó esa última e increíble victoria, casi con 62 años.

Efectivamente, parece que no era el momento. Ahora le toca el turno con Ford. «Me he ganado el derecho a decidir cuándo parar. Ya he demostrado que no engaño a nadie, y que si digo que puedo ganar es porque puedo hacerlo y se puede esperar el máximo de mí», declaraba Carlos Sainz tras su victoria con Peugeot, una frase que ha repetido de mil formas diferentes cuando le llegaba la misma pregunta sobre su retirada.

Obviamente, la quinta victoria dakariana estará en su mente si afronta este último desafío. Porque, por encima de todo, en Carlos Sainz sigue latente una última pulsión: la pasión por ganar. ¿Logrará batirse a sí mismo por cuarta vez consecutiva?