Shelter Garage; custodia y pupilaje de vehículos en Madrid. A tu niño mimado, o a todos ellos en caso de familia numerosa, no les vas a llevar a cualquier guardería. Buscarás, siempre, dentro de tus posibilidades, la que mejor le cuide, no hay duda. En este caso hablamos de tu coche/coches. No de ese que te lleva a diario del punto A al punto B confortablemente, de forma eficiente, rápida… o no. La que se supone la segunda compra más importante que hacemos después de nuestra vivienda. Así, en muchos casos, es un mero medio de transporte, que puede poseer su parte emocional por imagen y prestaciones, y que utilizamos casi a diario.
Pero también puede ser que ‘la niña de tus ojos’, un coche especial, de esos al que solo unos privilegiados tienen acceso. Un súper deportivo de última hornada, con una imagen diferenciadora, un potente motor, incluyendo uno de los últimos y casi extintos V12 que aún quedan en el mercado. Armado con todo lo necesario sobre un chasis capaz de domar todo su potencial, con los últimos asistentes electrónicos. O contar con una colección de automóviles clásicos, de valor cada vez más alto si son bien mantenidos y restaurados.
Pues sí, existen ‘guarderías especiales’ para esos coches tan exclusivos y nosotros hemos estado en una de las más especiales que podemos encontrar en España, en este caso en Madrid.
Se trata de Shelter Garage. Un lugar creado para ofrecer los servicios de guarda, mantenimiento, mejora y personalización de coches deportivos y de lujo, clásicos e incluso de competición.
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Atención a la carta
Al comienzo de su andadura, comenzó con los lavados como único servicio al cliente. Pero en atención a la demanda de éstos, Shelter Garage se distingue por el amplio abanico de servicios que ofrece a sus clientes repartido entre sus dos centros. Pulidos de la carrocería, details, reparaciones, restauración, vinilados.
A lo que une la puesta a punto, entrega y recogida de coches en cualquier lugar de España. O la organización y participación para sus clientes en rutas guiadas o en tandas privadas en circuito.
“Como ya te he comentado antes, al principio el servicio que dábamos a los clientes era el de los lavados de sus coches. Luego empezaron a pedirme pulidos, restauración… Me he comprado este coche, pero mira el asiento, está muy rozado.
En un principio estas atenciones las externalizábamos, pero luego los hemos hecho servicios propios por ser reiterativos y porque nos sirven como valor diferencial. Ofrecemos restauración de interiores y carrocería, chapa y pintura. Esa llanta que se ha rozado, en el mismo día se la ha hemos arreglado y además les resulta muy económico.
Ahora hay clientes encantados, relajados en este aspecto para disfrutar con tranquilidad de sus coches. La prueba es que en todo el tiempo que llevamos funcionando no hemos tenido bajas. Las que se han producido es porque han vendido el coche o han cambiado su residencia fuera de Madrid. Resulta gratificante. Los primeros años fueron duros, pero ahora la garantía de nuestro negocio se la transmiten de unos clientes a otros.
También les ayudamos en la compra-venta de vehículos. No solo en el asesoramiento desde nuestra experiencia, sino en la seguridad que necesitas para enseñar tu coche a un desconocido. Dejar el coche a un compra-venta es lo que mejor suele funcionar en coches de tan elevado precio. Y el siguiente paso fue la importación por encargo. Un cliente quiere un determinado coche y se lo buscamos tanto en España como fuera. Y para venderlo, lo mismo. Acabamos de entregar un Lamborghini Murcielago en Alemania a una empresa especializada que a su vez lo tenía vendido en Estados Unidos. Con Francia tenemos ahora más intercambio incluso que con Alemania».
Vinilar los coches
«Los vinilados es un nuevo servicio que antes exteriorizábamos, pero resulta un trabajo muy tedioso y delicado como para responsabilizarnos de un servicio externo. Y por ello hemos creado una sala especial y nos hemos especializado. Cubrimos los coches, ya sean actuales o clásicos con ppf completos en toda la carrocería, incluso los faros, todo transparente. Protege muchísimo de excrementos, lluvia ácida, rozaduras y no se nota.
Ciertos trabajos los tengo repartidos entre ambos garajes. Algunos servicios los realizamos solo en Sanse, mientras aquí tenemos destinada y adaptada la sala para vinilados. Los techos más bajos nos lo permiten, porque hay que aislar al máximo esta zona para vinilar, pues el mayor enemigo es el polvo durante su montaje.
Tenenos pocos empleados, somos unas cinco personas trabajando y, según las necesidades estamos repartidos en uno de los dos centros, dependiendo de la demanda del servicio. Y funcionamos así muy bien. En Sanse tenemos elevador y realizamos los temas mecánicos y de chapa. Contratamos muy pocos servicios fuera.
A nuestros clientes les mimamos y, cuando nos piden ayuda con otras cuestiones en los que podamos ayudarles, lo hacemos. Así, tengo un remolque muy chulo, y algún cliente me ha preguntado si conocía a alguien para transportar un coche. Y se lo hemos hecho nosotros. Por ejemplo tengo un cliente que había adquirido en Santogal un Ferrari 812 Superfast y necesitaba llevarlo a Murcia. Me dejó las llaves de su garaje y allí se lo llevamos. Un SF90 a Suiza. Un servicio que hago yo directamente pues es muy delicado y requiere una gran responsabilidad. Solo para clientes muy especiales.
Confianza absoluta
«Somos sus personas de confianza y el coche es la puerta de entrada a una relación especial, sobre todo con los extranjeros. Les ayudamos en diferentes frentes; les he buscado desde un abogado aquí, ubicaciones, empresas de reforma. E incluso he ido a recoger a la hija de un propietario del cole porque no llegaba; y lo he hecho con su Ferrari. Y el networking que creas con directivos de empresa es intenso. Gente de lo más llano y normal del mundo en nuestra relación directa”.
En nuestras instalaciones disponemos de un club social (Club Shelter) donde los socios pueden reunirse para jugar al billar, a los dardos, disfrutar de simuladores de conducción o consultar la prensa especializada. Un rincón para socializar, o simplemente para desconectar».
