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Verdades y mentiras sobre los coches eléctricos

El coche eléctrico no acaba de calar en España y sus ventas también disminuyen en Europa, comenzando por países como Alemania, donde se han retirado las ayudas a la compra generando un gran retroceso de este mercado. Pero, además, esta tecnología todavía suscita muchas dudas entre los conductores.

En las redes sociales, los coches eléctricos generan a diario decenas de vídeos y comentarios, muchos de ellos «fake»: «se incendian sus baterías, «no son tan ecológicos como todo el mundo cree», «pesan más», «son mucho más caros»….

Pero ¿qué hay de cierto en todo esto? La Organización de Consumidores y Usuario, OCU, se ha propuesto desmontar todos los bulos en torno al coche eléctrico, revisando 10 afirmaciones sobre este tipo de tecnología que no son ciertas y otras 5 que no lo son del todo.

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10 mentiras sobre el coche eléctrico

VW ID.3

Entre los bulos que ha desmontado la OCU figuran diez afirmaciones que repiten habitualmente los detractores del vehículo eléctrico.

Sus baterías se degradan rápido y no tienen garantía. Falso; porque las baterías de los automóviles, igual que las de otros dispositivos, se degradan con el tiempo y las sucesivas cargas, lo que acorta la autonomía. Pero, esa degradación no es rápida. De hecho, casi todos los fabricantes garantizan la duración de sus baterías con una degradación inferior al 25% durante 8 años o 160.000 kilómetros.

Hay muy poca oferta. Falso; la oferta es menor que la de coches de combustión, pero no para de crecer. En la actualidad hay más de 100 modelos de eléctricos a la venta en España de cualquier tipo de categoría y marca.

Se incendian más fácilmente. Falso; el riesgo de incendio es 10 veces menor que en los de gasolina, pero el fuego tarda más en extinguirse y hay que aplicar unos protocolos distintos para apagarlo, ya que se trata de un incendio producido por una reacción entre metales.

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Son más caros de mantener que los de gasolina. Falso, porque en realidad, un motor eléctrico tiene menos elementos que uno de gasolina, es más sencillo y trabaja a temperaturas más bajas, lo que puede disminuir el riesgo de averías y requiere menos mantenimiento. En contrapartida, como pesan más, es posible que haya que cambiar los neumáticos o amortiguadores con más frecuencia, pero los frenos se usan menos al aprovechar la frenada regenerativa y no llevan caja de cambios. Otras partes como el sistema de climatización, electrónica… deberían de requerir un mantenimiento similar al de cualquier otro coche. En su conjunto, los costes de mantenimiento son más económicos.

El sobrecoste de compra no se llega a amortizar. Depende del uso. Un coche que se carga en el domicilio permite ahorrar unos 9.000 euros cada 100.000 kilómetros en combustible; es decir que, aunque el eléctrico cueste 9.000 euros más que uno equivalente de gasolina, el exceso de precio se habrá compensado a partir de 100.000 kilómetros. Esta cifra es todavía menor si se puede acceder al plan Moves. Quien no disponga de punto de carga y no pueda disfrutar de las ayudas, tardará bastante más.

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