La instalación de radares de velocidad se ha convertido en un tema candente en muchas localidades, y Lugones, en Asturias, no es una excepción. El alcalde de esta localidad, Ángel García, ha optado por una medida controvertida al colocar hasta ocho cajas de radar vacías en el área, rotando dos radares de velocidad estratégicamente según las fechas.
Esta estrategia ha levantado críticas debido al posible afán recaudatorio de algunos ayuntamientos más pequeños que recurren a los radares como una fuente de ingresos. Empresas externas suelen gestionar estos dispositivos, llegando incluso a encargarse de las reclamaciones y el cobro de las multas, lo que ha generado controversia en diversas localidades.
2Los radares: dilema de la seguridad vs recaudación
El debate sobre los radares de velocidad va más allá de Lugones y plantea preguntas importantes sobre la seguridad vial y el papel de los gobiernos locales en la gestión del tráfico. Si bien es fundamental garantizar que se respeten los límites de velocidad para proteger a los ciudadanos, también es crucial evitar que estas medidas se conviertan en una herramienta para la recaudación de fondos a expensas de los conductores.
La controversia en Lugones destaca la necesidad de un enfoque equilibrado que priorice la seguridad vial sin descuidar los derechos y preocupaciones de la comunidad. En última instancia, es responsabilidad de los líderes locales encontrar soluciones que promuevan la seguridad en las carreteras sin generar desconfianza o malestar entre los ciudadanos.
