El NSU Prinz (“príncipe”, en alemán) fue uno de los automóviles que contribuyó a motorizar la población de Alemania Occidental. Su primera generación nació en 1957. Contaba con un motor trasero de 0,6 litros de 20 CV (15 kW), tenía dos puertas y medía apenas 3,15 metros, lo que no le impedía lucir un tercer volumen. Sobre esta base se fabricaron tres series diferentes. Estéticamente, guarda cierto paralelismo, por ejemplo, con un Fiat/Seat 850, si bien su diseño es anterior.
La segunda generación fue el NSU Prinz 4. Nació en 1961, creció hasta los 3,44 metros y adoptó una línea más moderna, inspirada en la del norteamericano Chevrolet Corvair pero en un formato más compacto. Hubo versiones de mayores prestaciones, con motores de hasta 1,2 litros y faros más grandes, y sobre la base de una de estas unidades (que estéticamente guarda similitudes con la última serie de “nuestro” Simca 1000, de faros cuadrados, nacida en 1976), se ha llevado a cabo este restomod.
El NSU Prinz, transformado por los aprendices de Audi
Así que el punto de partida del NSU Prinz EP4 e-tron es una unidad de 1971, cercana al cese de la producción del modelo, que se produjo en 1973. Y los responsables de “perpetrarlo” han sido 12 aprendices de Audi, que han electrificado este modelo clásico fabricado en Neckarsulm (Alemania) para conmemorar el 150.º aniversario de la marca NSU, que es en realidad el germen de la actual Audi.
Y para electrificar al pequeño urbano de Audi, los aprendices han tomado prestados componentes del sistema de propulsión del Audi e-tron y del Q7 TFSIe quattro, además de algunos elementos de los trenes motrices del Audi A1. Esto se pone interesante, ¿no?
El resultado ha sido este espectacular NSU Prinz EP4, desarrollado por los estudiantes en prácticas de los cursos de mecatrónica del automóvil, carrocería y mecánica y pintura de vehículos. La ‘E’ alude a la propulsión eléctrica, mientras que ‘P4’ hace referencia al NSU Prinz 4.
Dean Scheuffler, aprendiz de mecánico de automóviles de Audi en Neckarsulm, explica: “Queríamos construir un coche que no sólo fuera rápido y tuviera un aspecto llamativo, sino que también honrara el 150.º aniversario de la fábrica”.
Para desarrollarlo, tomaron como base un NSU Prinz de 1971 que llevaba décadas parado, lo desmontaron completamente, descartaron el sistema de propulsión original y obraron el milagro.
Obviamente, el primer reto fue restaurar la carrocería. Mizgar Doman Hassan, aprendiz de mecánico de carrocería y construcción de vehículos, recuerda que “cuando recibimos el coche, su carrocería tenía varias zonas de óxido, que fueron lo primero que arreglamos”.
NSU Prinz EP4: De 30 a 240 CV
Paralelamente a la reconstrucción del chasis y la carrocería, los mecánicos en prácticas se pusieron a trabajar en la cadena cinemática. El NSU Prinz EP4 e-tron conserva la disposición trasera del motor, pero su vieja unidad de 30 CV (22 kW) refrigerada por aire deja paso ahora a un motor eléctrico de 240 CV (176 kW) donado por un Audi e-tron de 2020, casi el triple de potente que el NSU Prinz de mayores prestaciones salido de fábrica, (el deportivo NSU Prinz 1000 TTS), que llegó a ofrecer 86 CV (61 kW).
Para alimentar el motor eléctrico, se empleó la batería de un Audi Q7 TFSIe quattro híbrido enchufable, que encontró acomodo bajo el capó delantero (donde se encontraba el depósito de combustible en el modelo original), ya que, obviamente, era inviable ubicar en el pequeño Prinz la batería original del e-tron.
Se habilitó una toma de aire para la refrigeración del sistema de propulsión en la parte inferior del parachoques, así como una gran apertura en el capó delantero para dar salida al calor generado.
Recuperando uno de los “trucos” habituales de las preparaciones deportivas de la época, la tapa del motor puede dejarse semiabierta para mejorar también la refrigeración del motor eléctrico.
Nuevas suspensiones y frenos para el NSU Prinz EP4 e-tron
Además de restaurar la carrocería y actualizarla en consonancia con la nueva mecánica, las suspensiones y los frenos requerían también su correspondiente viaje en el tiempo para adaptarse a las prestaciones del vehículo.
Un Audi A1 fue el donante de los trenes delantero y trasero, con sus correspondientes frenos. La carrocería se ensanchó para adaptarse a las vías del A1, adoptando musculosos aletines fabricados mediante impresión 3D.
Un interior deportivo y minimalista completa la transformación, con una jaula antivuelco pintada en Amarillo Signal, asientos Recaro Podium y una instrumentación digital que incluye tareas de diagnóstico.
No cabe duda de que este NSU Prinz es un fantástico ejercicio, si bien parece más una maqueta estática en la que deberían resolverse algunos problemas para poder convertirse en un vehículo realmente funcional, como la adopción de limpiaparabrisas. También sería conveniente elevar algunos centímetros la carrocería, ya que no hay espacio para que las suspensiones se compriman sin impactar en los aletines.
Por último, entendemos que la batería, de 17,9 kWh, no permitirá recorrer mucho más de 50 o 60 kilómetros en un vehículo con la aerodinámica de un ladrillo y la resistencia a la rodadura de cuatro anchos y pegajosos neumáticos semi-slicks. Aun así, creemos que es un interesantísimo restomod y un tremendo trabajo de prácticas para los aprendices de Audi.