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Medusa: Así se llaman los nuevos radares que estrena la DGT

En la mitología griega, Medusa era un ser maligno del inframundo, con la capacidad de convertir en piedra a quien tuviera la osadía de mirarlo fijamente a los ojos. Y de piedra es como se va quedar mas de un conductor, cuando les llegue la multa del nuevo radar de vigilancia acústica, en caso de que la DGT implante este nuevo radar.

Y es que se esta poniendo la » mili » que no hay quien vaya. Ya no solo se controla la velocidad y las emisiones de CO2, ahora también la contaminación acústica forma parte del entramado proglobalizacion y concienciación del bienestar mundial.

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Argumentos de salud publica para la implantación

Organización Mundial de la Salud

La base científica de estos nuevos radares y su uso, parte de los datos que desde la OMS y la Agencia de Medioambiente Europea, se remiten a los distintos gobiernos de los paises, y de ellos se desprende que, los altos índices de contaminación acústica que sufrimos los viandantes y residentes de las ciudades, comienzan a ser un problema de salud publica. Según estos informes, en España se calcula que 1.100 personas, fallecen prematuramente a causa del ruido.

De hecho, nuestros límites máximos permitidos son muy superiores a los recomendados por la OMS y a los que aspira a alcanzar la Unión Europea. Los primeros aspiran a alcanzar un máximo de 40 dB en las ciudades. En Europa somos menos optimistas y nos conformaríamos con límites máximos de 55 dB.

El Real Decreto 1367/2007 que desarrolla la Ley 37/2003, de 17 de noviembre, del Ruido, especifica que los límites máximos permitidos en «sectores del territorio con predominio de suelo de uso residencial» es de 65 dB por el día y 55 dB por la noche. Espacios especialmente protegidos, como «suelo de uso sanitario, docente y cultural que requiera una especial protección contra la contaminación acústica», los límites son de 60 dB y 50 dB, respectivamente.