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Prueba del Kia Sportage 1.6 CRDi MHEV 136 CV 7DCT 4×2: Equilibrio y practicidad para un SUV superventas

Aunque ya casi no nos acordamos de ella, la primera generación del Kia Sportage llegó al mercado a mediados de los años 90 como un todoterreno familiar compacto, con carrocerías de tres y cinco puertas, chasis de largueros, eje trasero rígido y reductora, ofreciendo buenas capacidades todoterreno a precios muy competitivos.

Ya en su segunda iteración, lanzada en nuestro mercado a finales de 2004, Kia comenzó a desvelar sus ambiciones con un producto que daba un gran salto de calidad y se adentraba en el mundo de los SUV compactos en una época en la que la oferta de este tipo de vehículos era prácticamente inexistente.

Veinte años después, el Kia Sportage va ya por su quinta generación y nos ofrece un producto tan ambicioso como cualquiera de sus rivales europeos y japoneses que ha sabido posicionarse en un competido segmento en el que lucha con cerca de 40 SUVs con unas dimensiones similares a las del Sportage, que ha sabido mantener una longitud bastante comedida, con 4,35 metros, lo cual le permite desenvolverse con cierta soltura por ciudad y ofrecer al tiempo un buen empaque para responder a todo tipo de usos.

Kia Sportage gt line 1 6 crd 7dct 21 Motor16

El Kia Sportage tiene siempre etiquetas Eco o Cero

Hoy nos ponemos a los mandos de una de las versiones más demandadas: la que combina el motor diésel de 136 CV –el más potente en la actualidad– con la caja de cambios automática de siete velocidades, tracción delantera y acabado GT-Line.

De entrada, hay que aclarar que todos los Kia Sportage de la actual gama disponen de etiqueta Eco o Cero, ya que ofrecen diferentes grados de hibridación. En nuestro caso, el motor turbodiésel de 1,6 litros se combina con un compacto motor eléctrico alimentado por una batería de 0,44 kWh que almacena la energía recuperada durante las deceleraciones y las frenadas para liberarla cuando es más útil: en maniobras a baja velocidad, arrancando el vehículo las veces que sea necesario y apoyando al motor térmico cuando éste gira a un régimen al que es menos eficiente.

En la práctica se consigue que los 136 CV y 280 Nm liberados por el motor diésel cundan mucho más de lo que uno espera y que los consumos sean realmente contenidos para un vehículo cuya masa en orden de marcha supera los 1.600 kilos. Así, podemos movernos en cifras inferiores a los 6,0 litros cada 100 km, con la ventaja adicional de que la parte híbrida logra reducir la brecha entre el consumo mínimo y el máximo.

Kia Sportage gt line 1 6 crd 7dct 1 Motor16

Al volante del Kia Sportage nos encontramos con un coche agradable de conducir, que responde adecuadamente a las órdenes del conductor, aunque sus prestaciones no sean brillantes. Hay que aclarar que nuestra unidad, con acabado GT-Line, por lo que monta neumáticos Continental PremiumContact 6 en medida 235/50R19 V XL, bastante anchos, con unos flancos relativamente bajos y carcasa reforzada, todo lo cual reduce la deriva y mejora, en general, la respuesta de la dirección.

Este acabado es fácilmente distinguible, además, por el techo negro, y por un equipamiento muy completo en el que encontramos un fantástico equipo de sonido firmado por Harman Kardon, asientos delanteros ventilados, regulables eléctricamente y con función memoria (conductor), techo solar panorámico, portón trasero eléctrico, cámaras 360º y una tapicería exclusiva.

Con todo esto, hay que reconocer que la vida a bordo del Kia Sportage es muy agradable, pero no es menos cierto que el vehículo cuesta 46.980 euros, por lo que quizá no sea la compra más inteligente. Desde nuestro punto de vista, merece la pena renunciar a parte de este equipamiento y hacerse con una versión con este mismo motor, cambio manual y acabado Drive, desde 36.002 euros.

¿Por qué no un Kia Sportage con tracción total?

Y, ya que estamos, tampoco nos parece mala idea decantarse por una versión de tracción total. En este caso, nos tocará volver a pagar el sobreprecio del acabado GT-Line y elevar la factura hasta los 50.580 euros, pero creemos que ese sobreprecio de 3.600 euros está bastante justificado en un SUV que, de aquella manera, estará más preparado para salir del asfalto.

No hay que olvidar que el sistema 4×4 –del que no disponía esta unidad– funciona en condiciones normales como cualquier vehículo de tracción delantera, reenviando una parte residual al tren trasero (entre un 3 % y un 5 % del total del par motor disponible) y acoplando este tren motriz por completo cuando los sensores de giro de rueda del ABS detectan una pérdida de motricidad. Su actuación es muy rápida, no requiere hacer nada por parte del conductor y funciona bastante bien cuando circulamos por pistas embarradas, con arena o queremos subir una fuerte pendiente sobre firme sin compactar.

Independientemente del equipamiento, a bordo del Kia Sportage vamos a disfrutar de unas suspensiones razonablemente cómodas, una buena insonorización, un habitáculo amplio, especialmente en las plazas traseras, y un generoso maletero de 526 litros. No cabe duda de que este SUV ofrece cualidades que justifican su éxito en el mercado.

Fotos de la prueba del Kia Sportage