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Los conductores de coches eléctricos se quejan de la complejidad en el pago de las recargas

Más de dos tercios de los conductores de vehículos eléctricos en algunos países europeos preferirían pagar la recarga de dichos coches en el momento. Sin recogida de datos, con su propia tarjeta bancaria. Un sencillo pago directo por la recarga como si fuera combustible.

Esta es una de las principales conclusiones que se desprenden del estudio realizado en doce países europeos por Kantar. Un estudio para la iniciativa alemana de sistemas de pago (IDZ) y que apunta que, en más de nueve de cada diez estaciones de recarga, los clientes no pueden pagar con su propia tarjeta de débito o crédito.

Pagar la recarga, un verdadero incordio

En la práctica, los consumidores de las estaciones públicas de recarga eléctrica en Europa se ven obligados a utilizar sistemas de pago de circuito cerrado que a menudo implican tarjetas de recarga propias, aplicaciones o sitios web que requieren un registro previo.

Así, 55 de los operadores de estaciones de recarga encuestados solo ofrecen métodos de pago de circuito cerrado, como tarjetas de recarga propias, aplicaciones o sitios web que requieren un registro previo. Para recibir una tarjeta de recarga, los clientes suelen tener que firmar un contrato con el operador.

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De los 59 operadores de estaciones de recarga que ofrecen el pago mediante una tarjeta de recarga emitida por ellos o por uno de sus socios, solo 32 incluyen un código QR estático en sus estacione. Éste sirve para guiar los teléfonos inteligentes de los clientes a un sitio web donde pueden pagar una vez que han introducido sus datos.

Pagar la recarga tiene que ser más sencillo

El estudio apunta que este servicio es susceptible de abuso dado que se pueden pegar códigos QR falsos sobre los códigos originales. Lo que permite a los estafadores guiar a los consumidores a sitios web falsos y recopilar datos sensibles o incluso interceptar pagos.

Además, 50 operadores de estaciones de recarga también ofrecen una aplicación de recarga propia. Aunque algunas de ellas requieren un registro previo o el correspondiente inicio de sesión antes de que los clientes puedan comenzar el proceso de recarga y pago.

Independientemente de si utilizan una app o una página web, estos procesos de pago son complicados y suponen un esfuerzo y unas barreras para los consumidores. Ya que los conductores de vehículos eléctricos necesitan tener un ‘smartphone‘ y una conexión estable a Internet.

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El estudio también señala que las aplicaciones y los sitios web a menudo solo se ofrecen en el idioma nacional respectivo. Rara vez están disponibles en inglés, lo que dificulta aún más el acceso de los consumidores a la infraestructura de recarga. Siempre se complica el proceso al pagar la recarga.

La barrera del idioma

Por otro lado, el informe apunta que en la gran mayoría de los casos, el precio por kilovatio hora o por carga es significativamente más alto. Siempre al pagar con tarjeta de débito o crédito a través de una aplicación o un sitio web.

Esto hace que la recarga espontánea sea especialmente poco atractiva para los conductores de vehículos eléctricos. Aunque en solo seis de las estaciones de recarga estudiadas, dos en Francia y una en Alemania, Austria, Suecia y Polonia, permitían el pago en el momento. Siempre mediante la inserción de una tarjeta de débito o crédito.

Por todo ello, la iniciativa alemana IDZ junto con otros actores han exigido una solución favorable al consumidor a nivel europeo. Defienden que unos métodos de pago sencillos y estandarizados en toda Europa son «cruciales» para la aceptación de la electromovilidad.