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Peugeot 308 GTI. Difícil de olvidar

Han pasado tres meses desde que me puse al volante del Peugeot 308 GTI. Tres meses en los que me he tenido que morder la lengua porque no podía contar las sensaciones que me producía conducir el nuevo modelo deportivo de la marca del león. Pero ahora ya puedo contarlo: «Yo he conducido el Peugeot 308 GTI».

Y he disfrutado cada kilómetro recorrido con él. Porque el 308 GTI es noble, fácil y divertido de conducir. Sus 270 caballos pueden parecer pocos cuando lo comparas con otros rivales, por ejemplo con los 300 del Volkswagen Golf R, con los 310 del Honda Civic Type R o con los 290 que acaba de anunciar Seat para su León Cupra. Pero sólo parecen pocos sobre el papel, porque en la carretera son más que suficientes. Y además, están perfectamente educados para ofrecerse al conductor cuando y como éste los necesite.

Torsen casi mágico

Empuja de verdad desde abajo; es brutal pero no brusco y esos 6 segundos que tarda en acelerar de 0 a 100 km/h los pasarás apretando tu espalda contra el asiento con la sensación de tenerlo todo bajo control, sin que nada se desboque.

No son, sin embargo, los 270 caballos lo que más impresiona, porque en el recorrido llama más la atención la forma que tiene de transmitirlos al suelo. El diferencial Torsen hace magia y evita toda pérdida de tracción. Y eso se puede ver en el recorrido que nos ha preparado Peugeot por carreteras de montaña (subimos el puerto de Belles Filles, uno de los que escalan los ciclistas en el Tour de Francia) en el que nos precede uno de los pilotos de pruebas de Peugeot Sport. Hay que seguir el ritmo que marca nuestro instructor en las subidas, bajadas, paellas y curvas enlazadas que nos vamos encontrando por el camino. Y somos capaces de hacerlo gracias a la docilidad con que el 308 GTI acata cada una de nuestras maniobras.

Parece que el coche siga de manera milimétrica nuestra mirada pues va por la trazada que nuestros ojos van diseñando en cada curva.

Deportivo pero no incómodo

Todo ello manejado por una caja de cambios de seis velocidades (no hay posibilidad de cambio automático) de perfecto escalonamiento y con unos recorridos cortos para extraer lo mejor del motor. Y para disfrutar 'jugando' con la palanca, como en los deportivos de siempre.

Una deportividad, por cierto, que no está, ni mucho menos, reñida con la comodidad. Las suspensiones son firmes pero nada incómodas y permitirían un uso diario como el más dócil de los 308 sin ningún tipo de problema. No hay rebotes ni brusquedades y el 308 GTI consigue agarrarse a la carretera sin que en el interior se note que el coche ha 'sacado las garras'.

Los frenos sí sacan las garras cuando es necesario para frenar el coche exactamente en ese lugar que le estamos indicando con la mirada. Y además en ningún momento de la prueba de más de 100 kilómetros desfallecieron… y les dimos trabajo.

Y si hablamos de consumos, los 6 litros que han homologado son una cifra espectacular. En nuestra prueba, evidentemente no nos acercamos a ellos; pero los 10,2 l/100 km que indicaba nuestro ordenador de viaje no nos parecen una cifra descabellada, pues el recorrido y el tipo de prueba eran para no pensar en consumos.

Ha estado bien volver a recordar esos kilómetros, esas curvas y esos momentos vividos hace 3 meses con el Peugeot 308 GTI… Porque después de conducirlo, es uno de esos coches difíciles de olvidar.