La niebla es uno de los fenómenos meteorológicos más traicioneros para los conductores. Llega sin avisar, reduce drásticamente la visibilidad y convierte un trayecto cotidiano en un auténtico desafío. Pese a su aparente inocencia, la niebla es responsable cada año de cientos de accidentes en carreteras españolas. No por casualidad, la DGT insiste cada invierno en extremar las precauciones cuando aparece este enemigo invisible del asfalto.
En Motor16 hemos hablado con Antonio, profesor de autoescuela con más de 30 años de experiencia, quien conoce de primera mano los errores más comunes que cometen los conductores al enfrentarse a la niebla densa. Su consejo es claro: “La clave no está solo en reducir la velocidad, sino en adaptar todos tus sentidos y tu vehículo a las condiciones del entorno”.
Por qué la niebla cambia completamente la forma de conducir

Cuando la niebla aparece, el sentido de la vista deja de ser tan fiable como de costumbre. Las referencias visuales se pierden, los colores se desdibujan y las luces de otros vehículos pueden generar ilusiones ópticas. Según explica Antonio, “la niebla engaña. Puedes pensar que ves más de lo que realmente ves, o que el coche que tienes delante está más lejos. Por eso es tan peligrosa”.
Además, la humedad que la acompaña suele depositarse sobre el asfalto, reduciendo la adherencia de los neumáticos. Esto significa que, además de la pérdida de visibilidad, el conductor se enfrenta también a una superficie más resbaladiza. “No basta con ir más despacio. Hay que anticipar cada maniobra, mantener una distancia de seguridad mayor y evitar cualquier movimiento brusco con el volante o el freno”, añade el instructor.
Luces, velocidad y distancia: la regla de oro en niebla

Uno de los errores más frecuentes cuando hay niebla es usar mal las luces. Antonio lo deja claro: “No hay que encender las largas, porque lo único que haces es reflejar la luz sobre la niebla y ver aún menos”. En su lugar, recomienda utilizar las luces de cruce y las antinieblas —traseras solo si la visibilidad es inferior a 150 metros—.
La velocidad debe ajustarse al campo visual. Si apenas ves 50 metros, no puedes circular a 90 km/h. “La norma no lo dice así, pero el sentido común sí”, apunta Antonio. También aconseja duplicar o incluso triplicar la distancia de seguridad, ya que el tiempo de reacción se multiplica cuando los estímulos visuales son escasos. “En la niebla, el mejor conductor no es el más rápido, sino el que más margen deja para reaccionar.”
Cómo anticipar los movimientos de otros conductores

En condiciones de niebla densa, no solo importa lo que tú haces, sino también lo que hacen los demás. Antonio explica que muchos conductores, sobre todo los menos experimentados, tienden a frenar de golpe cuando pierden visibilidad o cuando ven luces delante. “Eso puede provocar un accidente en cadena. La clave está en mantener una velocidad constante, no frenar bruscamente y utilizar las luces de posición o el intermitente con tiempo suficiente para avisar.”
Además, recomienda mirar con frecuencia los retrovisores, aunque no se vea mucho. “Te permite detectar si alguien se acerca demasiado o si hay un vehículo sin luces. Y algo fundamental: nunca te pegues al coche de delante para guiarte por sus luces. Si frena de repente, no tendrás tiempo de reaccionar.”
Cuándo detenerse y cuándo seguir

No siempre se puede o se debe continuar conduciendo en presencia de niebla. Antonio insiste en que “si no ves ni las líneas del arcén, lo más prudente es detenerte”. Eso sí, hacerlo correctamente es crucial para no convertirse en un obstáculo. Lo recomendable es buscar una salida o una zona segura —una estación de servicio, un área de descanso o un apartadero— y colocar la baliza V16 o los triángulos si es necesario.
En ningún caso se debe detener el vehículo en el arcén de una autopista o autovía. “Muchos piensan que es lo más lógico, pero es todo lo contrario. Si te paras ahí, corres el riesgo de que otro vehículo te embista por detrás. La niebla es traicionera: lo que tú ves, los demás no lo ven igual.”
La importancia del mantenimiento del vehículo

Antonio también subraya que buena parte de la seguridad en condiciones de niebla depende del estado del vehículo. “Los limpiaparabrisas, el sistema de climatización, los neumáticos y las luces son tus mejores aliados. Si uno de ellos falla, tu visibilidad y control se reducen drásticamente.”
Por eso recomienda revisar con frecuencia la presión y el dibujo de los neumáticos, mantener limpios los cristales y espejos, y usar el aire acondicionado o el desempañador para evitar el vaho interior. “Muchos creen que la niebla solo afecta fuera del coche, pero también puede dificultar la visión desde dentro si no ventilas bien el habitáculo«.